La rehabilitación de La Panificadora y su entorno ya se atisba con más nitidez. Y es que, el próximo martes, la Gerencia Municipal de Urbanismo concederá su bendición al dictamen favorable de la modificación puntual del Plan Especial de Protección y Reforma Interior (Pepri) del Casco Vello. Un paso más que permite ver más cerca el inicio de las obras para dar una segunda vida a uno de los complejos más icónicos de la ciudad olívica que, ahora, luce completamente abandonado y en un estado deplorable, pero, antaño, fue la envidia de la industria alimentaria del país: en los años 20 del siglo XX, tenía capacidad para elaborar casi 50 toneladas diarios de pan y dar servicio a unas 150.000 personas, más del doble de la población de la urbe durante esa época.

Fue el alcalde, Abel Caballero, quien avanzó esta información en rueda de prensa antes de destacar que, una vez superado este escollo, tan solo quedará pendiente su aprobación definitiva en un pleno extraordinario del Concello para dejar el camino libre al expediente de expropiación, que “tardará un año” –labor que realizan conjuntamente el Consistorio, órgano que se encarga de los trámites al otorgarle la ley esa capacidad; y Zona Franca, que aporta los fondos al recibir el aprovechamiento íntegro–, y a los estudios técnicos. El proyecto ya cuenta con el visto y place de las consellerías y ministerios competentes. El gobierno local precisa que, además, ya han sido incorporadas las peticiones efectuadas previamente por el departamento de Patrimonio de la Xunta de Galicia.

El objetivo que manejan las instituciones para remozar la zona sobre la que ahora se levanta La Panificadora es, como recordó Caballero, conseguir “un equipamiento de carácter sociocultural, un nuevo espacio de dominio público”, que ofrecerá “una plaza arbolada conectada con Praza do Rei”, pero “manteniendo los elementos significativos”: el edificio principal, el de la calle Falperra, los silos y el almacén serán “intocables”. “Tenemos todos los informes positivos. El proyecto que heredé del BNG y del PP era especulativo, terrible y mataba esta zona de la ciudad. Contemplaba ocho o nueve alturas. Esto marca una gran diferencia en la forma de entender el urbanismo”, manifestó el alcalde antes de dejar claro que ya ha sido descartado un futuro uso residencial.

A punto de cumplir 100 años de vida –puso sus motores en marcha por primera vez entre octubre y noviembre de 1924–, este emblemático complejo, pieza clave del skyline olívico, pide a gritos una reforma integral. El proyecto maneja un presupuesto de 20 millones de euros para construir una residencia para mayores y jóvenes en el edificio más próximo a Falperra, que supera los 4.000 metros cuadrados. Un segundo bloque, con una superficie aproximada de 5.000 metros cuadrados, albergará un centro de innovación gastronómica y enología –para el que, a lo largo de los últimos años, han sonado diferentes ubicaciones, como la ETEA, el pazo del Marqués de Valladares, el antiguo Rectorado o el Tinglado–. De este modo, La Panificadora cumplirá con unas de las condiciones establecidas por Zona Franca para levantar la sede del centro culinario: que se localizase en el casco histórico de la metrópolis olívica. Además, en la planta superior, se proyecta un restaurante, siguiendo una filosofía similar a la del Basque Culinary Center, instalación de Donostia referente a nivel internacional.

La idea trazada apunta a que el segundo bloque estará dedicado también al emprendimiento y al mundo empresarial. A pie de calle, se plantea una especie de salón multiusos que funcione como escaparate para su actividad. Un tercer ámbito –el más próximo a Praza do Rei, que tendría una superficie que supera los 3.000 metros cuadrados– se centrará en dos mundos: la salud y el deporte. En este espacio, Concello y Zona Franca estudian poner a disposición de vigueses y visitantes un gimnasio con piscina y servicios y actividades relacionados con la práctica de ejercicio físico.

Los arquitectos Jorge Salgado Cortizas y Celso López Martín firman el proyecto para devolver la vida a La Panificadora –cerrada desde 1981– tras vencer en el concurso de ideas lanzado por el Concello de Vigo hace cuatro años.

El Concello reformará el edificio donde está la Favec y la entidad responde: “No nos iremos”

El Concello dedicará 640.000 euros a la reforma del edificio del número 7 de Praza da Princesa, en el que se ubica la oficina de rehabilitación de la Gerencia Municipal de Urbanismo y tienen la sede el Centro Municipal de Servizos Sociais Princesa, el Consorcio Casco Vello y la Federación Vecinal Eduardo Chao (Favec). La obra, en proceso de licitación, será cofinanciada con fondos de Desarrollo Urbano Sostenible e Integrado (DUSI) y se prolongará durante 13 meses. Según afirmó ayer en rueda de prensa el alcalde, Abel Caballero, los trabajos, que empezarán “en dos meses”, obligarán a los inquilinos a abandonar el espacio: el Consistorio suspenderá temporalmente las autorizaciones de uso de las dos primeras plantas a estas entidades, que “deberán” irse de sus oficinas “en un plazo máximo de dos meses desde la recepción de la notificación de este acuerdo”. ¿Y en dónde desarrollarán sus funciones si los desplazan? El Centro Municipal de Servizos Sociais Princesa se mudará al inmueble ocupado antaño por la UNED –en Méndez Núñez–. El resto tendrá que gestionar por su cuenta sus nuevos emplazamientos, como confirmó el regidor. La noticia pilló por sorpresa a la presidenta de la Favec, María Pérez. Tras conocer la noticia, aseguró a FARO que la entidad “no se va a ir” mientras el gobierno local no le facilite otro espacio. “Ya llamarán a la Policía. En 2007, renovamos un convenio con el Concello por 25 años. Nos enteramos por publicaciones en redes de que tendremos que irnos. La primera idea era reformar la planta de abajo, no la segunda, que es la nuestra. Ya hemos puesto el tema en manos del abogado”, destacó.