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Las bodas se “reinventan”: menos enlaces y con novios de mayor edad y divorciados

Dos de cada diez hombres prometidos superan los 50 años y habían estado ya casados | Los matrimonios de veinteañeros, en caída

Boda civil celebrada en el consistorio de A Coruña Carlos Pardellas

Poco se parecen las bodas de hoy a las de hace dos décadas escasas. Al menos cuando se miran con las estadísticas en la mano. Los “sí quiero” se pronuncian con mucha menos frecuencia y quiénes los intercambian son también diferentes: pasan por el altar o el juzgado a mayor edad y con historias personales cada vez más diversas. Si en 1999 era aún extraño encontrarse con divorciados en las vicarías hoy representan ya una porción considerable. Lo mismo pasa con las edades. Hace dos décadas la mayoría de los prometidos no habían soplado aún las 31 velas. Hoy lo raro es lo contrario: encontrar a veinteañeros con alianzas. En 2019 representaban apenas el 10% de los novios y 16% de las novias. Al echar la vista atrás –al cambio del siglo XX al XXI– se encuentran porcentajes bastante distintos: de todos los novios que se casaron en 1999, más de la mitad eran todavía veinteañeros. Es más, entre las mujeres el porcentaje rondaba casi el 70%.

Las tablas sobre matrimonios publicados ayer por el Instituto Nacional de Estadística (INE), con datos de 2019, permiten lecturas que muestran cómo las bodas han cambiado en cuestión de un par de décadas. Las cifras están en sintonía en realidad con las tendencias que ya apuntan desde hace años los observatorios estadísticos. Por ejemplo el aumento sostenido, pausado pero sin interrupción, de la edad media de los prometidos. En 2014 los vigueses –tanto hombres como mujeres– pasaban por el altar a los 38,5 años, en 2015 eran ya 39,3, al año siguiente se rozaban los 40 y en 2018 la cifra se acercaba a los 40,5.

El observatorio no aporta aún la media correspondiente a 2019, pero los datos por edades permiten intuir que la cadencia se mantendrá. Si en 2018 las novias que todavía no habían llegado a la treintena representaban el 17,5% del total, el año pasado eran ya el 15,9%.

Baja igualmente el número de enlaces, incluso de un año a otro: frente a los 891 registrados por el INE hace dos años se pasó, en 2019, a 889. El observatorio estadístico aún no ofrece datos de 2020, aunque es probable que la tendencia se haya visto agravada por el COVID-19. La sombra de la crisis sanitaria puede proyectase incluso hacia 2021. Desde las empresas de catering de la comarca se reconoce el desplome de actividad y también se alerta de la escasez de reservas para los próximos meses.

Los cambios acumulados a lo largo de los últimos años nada tienen que ver sin embargo con la pandemia. El desplome de nupcias del que se hacen eco las tablas del INE responde a factores culturales y económicos y un aumento de las parejas que deciden convivir sin haber pasado antes por la vicaría. Si a finales de los años 90 el INE contabilizaba 1.378 enlaces en la ciudad, en 2005 eran ya 1.295, en 2010 poco más de 1.400 y el ejercicio pasado no llegaban a 900.

En su ficha metodológica, el observatorio estatal recuerda que en 2005 se produjo en España un cambio relevante relacionado con las bodas: la ley que permite el matrimonio homosexual. Aunque en sus balances a nivel estatal, autonómico y provincial el INE aporta información sobre enlaces entre hombres y enlaces entre mujeres, a escala local solo da datos de “matrimonios de diferente sexo”.

Aumenta la edad de los contrayentes, cae el número de matrimonios... y se altera también el perfil de quienes intercambian las alianzas. De las casi 1.400 mujeres que se vistieron de novia en 1999 la inmensa mayoría –el 93%– eran, en lo que a estado civil se refiere, “solteras”; es decir, no habían estado casadas antes. El porcentaje de divorciadas que volvían a contraer nupcias en la ciudad era de hecho muy bajo, no llegaba siquiera al 7%. Poco tiene que ver esa estampa con la actual. El año pasado el capítulo de “solteras” se había reducido hasta el 80% y el de divorciadas había dado un estirón hasta aproximarse al 19%. Algo similar ocurre entre los hombres. Hace dos décadas el INE calculaba que el 7% pasaban por el altar o el juzgado tras haber disuelto un matrimonio anterior. Hoy suponen ya el 23%. La proporción de “solteros”, a su vez, adelgazó hasta quedarse en el 76%.

Aunque las mujeres viven más, hay más enlaces de viudos que de viudas

Los datos del INE dejan aún otra lectura curiosa: cuando sus parejas fallecen, ellos vuelven a casarse con más frecuencia que ellas. En otras palabras: es mucho más frecuente encontrase con viudos vistiéndose el traje de novio que con viudas. Y eso que la esperanza de vida de las mujeres es mayor que la de los hombres. De los 889 varones que dieron el “sí quiero” el año pasado 11 eran viudos. Suponen apenas un 1,2%, porcentaje anecdótico, pero considerablemente más alto que el registrado entre las mujeres. De las 889 novias viguesas de 2019, cinco eran viudas, el 0,5%.

Edades y estados civiles no marcan los únicos cambios en el seno de las parejas a ojos del INE, que detecta también otras tendencias: los hijos se tienen cada vez a mayor edad y aumenta además el porcentaje de bebés nacidos de madres no casadas. En 2019 suponían ya el 48,4% en el conjunto de España, considerablemente por encima del 16,2% anotado hace dos décadas.

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