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Musicoterapia para sanar cuerpo y alma

María José González Ojea, titulada superior en oboe y enfermera, diseña e implementa un programa en una residencia geriátrica de Tui con prometedores resultados

María José González Ojea. |

Los acordes de “El lago de los cisnes” despertaron en Marta Cinta la emoción que sentía sobre el escenario como primera bailarina del Ballet de Nueva York en 1967. Más de 50 años después, enferma de alzhéimer y sentada en su silla de ruedas, elevó los brazos y reprodujo los movimientos con la misma elegancia y sentimiento. Las imágenes se hicieron virales hace una semanas, cuando la asociación Música para despertar, que promueve su uso terapéutico en personas con demencias, difundió el vídeo como homenaje pocos meses después de su muerte.

Consciente de este poder, María José González Ojea, que combina en su formación la música y la enfermería, ha diseñado un programa de musicoterapia con personas mayores cuyos beneficios a la hora de mejorar su autoestima o su calidad de vida pudo comprobar en una residencia de Tui. “Es una especialidad todavía poco conocida, pero ya se está utilizando a nivel mundial y tiene un futuro prometedor en el ámbito sanitario y social”, destaca.

“Trabajo como enfermera en una residencia geriátrica y comprendí las necesidades de estas personas para evitar la apatía y la soledad y, a veces, la depresión por la pérdida de su entorno familiar y efectivo. Aproveché mis conocimientos en las dos ramas para buscar soluciones a esta situación”, relata González Ojea, que es titulada superior en Música en la especialidad de oboe por el Conservatorio Superior de Música de Vigo y diplomada en Enfermería por la Escuela del Meixoeiro.

El diseño y evaluación de un programa de musicoterapia constituye su tesis doctoral, que desarrolló bajo la supervisión de la catedrática de la UVigo Margarita Pino. Y consta de 16 sesiones de aproximadamente una hora de duración, dos o tres veces por semana, durante las que se trabajó con los ancianos para intentar mejorar su depresión, calidad de vida, autoestima y sentido de vida, así como la interacción grupal y la creatividad.

“Para ello se utilizaron distintos tipos de actividades: rítmicas, de canto e incluso llevamos a cabo un taller llamado línea de la vida, en el que intentamos recordar su historia a través de las canciones de su vida”, explica la autora del trabajo, que también imparte clase en la Escuela de Música de Salceda de Caselas, su localidad natal, y ha sido miembro de la Orquesta Clásica de Vigo.

“La música es parte del aprendizaje humano desde que nacemos. Es un tipo de lenguaje encaminado a comunicar, evocar y reforzar diversas emociones y es independiente del sistema del habla. Está estrechamente relacionado con el cerebro y tiene el poder demostrado de hacer cambios en su estructura y función, mejorando sentimientos negativos. Influye también en muchas características del comportamiento de las personas, promueve las interacciones sociales y el trabajo en grupo, ayuda en varios aspectos del aprendizaje y la memoria. Aporta motivación y nos permite sentir sensaciones nuevas haciéndonos más felices, trayéndonos recuerdos del pasado. Nos ayuda a relajarnos y evoca nuestra espiritualidad. Podemos utilizar la música de manera terapéutica, pero también bélicamente con solo cambiar la intensidad del sonido”, apunta sobre su enorme potencial.

Y los estudios sobre musicoterapia en personas mayores revelan “multitud de efectos positivos”. “Además de ser una terapia no farmacológica, indolora y económica, ayuda a reducir la ansiedad, la depresión o el estrés, mejora la función cognitiva, influye positivamente en el sentido de vida, en la capacidad social y emocional, y ayuda a mejorar la autoestima y el bienestar de las personas, así como su calidad de vida”, enumera González Ojea.

Todos estos beneficios, añade la experta, hacen que estos programas sean “cada vez más utilizados”. En los adolescentes se trabaja con musicoterapia en la mejora de las psicopatologías y la ansiedad. Y su uso está muy extendido con adultos. “Principalmente, relacionado con la salud mental: depresión, ansiedad, esquizofrenias, problemas sociales…También se llevan a cabo programas con música en pacientes oncológicos para mejorar la tolerancia al dolor, la ansiedad o la tensión. Y se estudia su efecto como ayuda a la analgesia en procesos postoperatorios”, destaca.

La mayoría de los programas de musicoterapia, añade González Ojea, se llevan a cabo en el colectivo de la tercera edad, a pesar de ser una temática en gran medida desconocida. De ahí, el interés de su tesis de cara a la puesta en marcha de este tipo de iniciativas en Galicia.

Para poder evaluar su programa, la experta analizó de forma previa la situación funcional y cognitiva de un grupo de mayores de la residencia geriátrica tudense en la que lo implementó. La mayoría eran mujeres y el nivel de estudios, muy bajo, solamente el 10% superaba los estudios medios. Más de la mitad de los residentes no tenía hijos y, dado que el centro se encuentra en una comarca eminentemente rural, la profesión ejercida por ellas era la de amas de caso y la de los hombres, en el sector servicios o la agricultura.

Modificaciones positivas

La mayoría tenían sus facultades físicas “muy mermadas”, aunque el deterioro cognitivo no era muy elevado. Y el nivel de depresión detectado fue mínimo. Respecto a la salud física, se encontraron diferencias según el sexo, el estado civil y si habían sido padres. Los hombres, los solteros y los residentes que no habían tenido hijos obtuvieron las mejores puntuaciones. Y la salud psicológica y de ambiente era mayor cuanto mayor era el nivel de estudios.

Los datos cuantitativos del estudio no arrojaron grandes diferencias tras la puesta en marcha del programa de musicoterapia. Pero los registros observacionales sí evidenciaron modificaciones positivas en la mayoría de los participantes. La autora lo atribuye a que los usuarios eran conscientes de su mejora en las diferentes variables a medida que se implementaba el programa. Los resultados hacen, por tanto, recomendable “aumentar los programas de intervención con diferentes terapias basadas en la música” en las residencias de mayores.

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