El nuevo sistema de desplazamiento de los peatones por Gran Vía, las rampas mecánicas cubiertas por una colorida marquesina, estarán en servicio en menos de dos semanas, “a finales de noviembre”. Así lo confirmó ayer el Concello, que estos días ha comenzado las pruebas de dos de los últimos elementos incorporados a esta estructura urbana del Vigo Vertical: las placas fotovoltaicas, destinadas en principio a suministrar energía al mecanismo, y las cámaras de vigilancia en el interior de las marquesinas.

Las placas solares se han instalado directamente encima de los vidrios que protegerán a los usuarios, una solución que ha ya generado alguna que otra queja en las redes sociales por ser “antiestéticos”. Fuentes municipales apuntaron ayer que se trata de “piezas en pruebas”, por lo que podrían no ser definitivas, si bien, un cambio de este tipo a última hora podría trastocar el calendario inicial, que ayer se mantenía para “finales de noviembre”.

Se justifica su uso en que “se trata de un proyecto europeo en el que prima el apartado ecológico”, mientras que las cámaras de vigilancia también forman parte de otras actuaciones del Vigo Vertical, como algunas escaleras ya en servicio, para el control del interior de estos nuevos espacios peatonales.

Casi un año y medio después del inicio de las obras, en julio de 201, con un recorte de previsiones y presupuestos iniciales (de casi nueve a menos de seis millones) sobre el plan original debido al informe desfavorable de Patrimonio de la Xunta, este proyecto recibe sus últimos toques, entre ellos, la distribución de la nueva vegetación. A principios de mes comenzaba la plantación de sus nuevas especies vegetales, al mismo tiempo que las pruebas de las rampas mecánicas. Entonces se anunció que se plantarían 207 árboles de gran porte (en sustitución de los 68 eliminados) y 710 arbustos, además de 2.800 plantas de temporada, muchas de ellas en el interior de las propias marquesinas.

La actuación abarcó unos 5.000 metros cuadrados de aglomerado; 3.000 de superficie de aceras; otros 300 metros cuadrados de cuestas y 850 de zonas verdes. Se renovaron canalizaciones, iluminación y se instaló pavimento que absorbe el CO2. Entre las novedades se hallan una “nueva plaza” con bancos junto al paso de peatones situado en las proximidades de la calle Ecuador. También más abajo se instalará un “adorno” escultórico, todo ello añadido a la “hermosísima escultura” que, a juicio de Caballero, compone la marquesina de varios colores que protege las rampas mecánicas.

La decisión de Patrimonio llevó al Concello, antes del inicio de las obras, a renunciar al tramo entre Urzáiz y María Berdiales y a los dos últimos, entre las calles Venezuela y Bolivia y Bolivia y Nicaragua.