Aunque no con la misma virulencia con la que las golpeó en la primera ola, el coronavirus también está afectando a las residencias sociosanitarias en esta segunda. Ha atravesado las puertas de más de una docena y ha afectado a mayores de cuatro de ellas. En una, la de Salvaterra do Miño, se concentran los datos más trágicos: 13 muertes vinculadas a geriátricos en esta segunda ola. Son un 40% de todas las registradas en el área desde verano y vinculadas de forma directa a la pandemia del Covid-19.

La Xunta no facilita datos completos de los fallecidos vinculados a las residencias en la primera parte de la pandemia. Política Social informa de que son 41 los que lo hicieron en instalaciones de geriátricos. Faltaría por sumar los residentes que fueron trasladados a hospitales y fallecieron allí. Según los datos recabados día a día, rondan los 80 en total. Son un 60% de los 135 decesos registrados en la primera ola en el área viguesa.

En la actualidad, en la de Salvaterra hay 64 afectados, pero llegaron a tener 84 –el 80% de sus usuarios– cuando la intervino la Xunta. Técnicos de cuidados de enfermería del Sergas enviados a trabajar al centro denuncian falta de recursos, que se incumplen los protocolos en cuanto a la división de los circuitos del centro en zona “limpia” –sin Covid– y “sucia”, que fallan las medidas de higiene... Aseguran que la carga de trabajo excesiva está teniendo efectos en los pacientes, por ejemplo, con úlceras por presión.

En el centro vigués de Ballesol, el segundo con más contagios, se mantienen los 22 entre los usuarios y suben a 12 –dos más– los trabajadores afectados.

El Sergas notificó ayer 118 nuevos diagnósticos en el área. Son el doble que el día anterior, pero una de las cifras más bajas en las dos últimas semanas. El peor dato es el de PCR positivas, que se dispara a un 15%, lo que indica que el rastreo va por detrás de la expansión del virus. El número de casos activos baja por tercer día consecutivo. El de ingresos sube en 8, hasta los 93. Veinte de ellos en UCI.