El paseo de la medusa gigante por la ría de Vigo el pasado fin de semana pudo ser más corto de lo que seguramente desearía. Sobre todo, después de que el perro de una vecina de la ciudad,  se encontrase en la playa de O Vao los restos de un ejemplar de similares características que el observado por un grupo de buzos un día antes. 

Aunque no se puede determinar que los restos del ejemplar se corresponde con los de la medusa gigante aparecida en la ría de Vigo, los investigadores del Instituto Español de Oceanografía (IEO) de Vigo consultados por este periódico apuntan que, tras un análisis visual de una fotografía, podría tratarse de una Rhizostoma octopus, la especie que se grabó el sábado.

El viaje de una medusa gigante por la ría de Vigo

El viaje de una medusa gigante por la ría de Vigo Imagen: Alicia Sobrino (Producciones Montana) | Música: The Kyoto Connection - Water

Hallazgos perrunos en las playas de Vigo

Fue el sábado, en Punta Lagoa, cuando las cámaras de un grupo de buceadores registraban el paseo de una singular criatura. Escurridiza y enigmática, al igual que el cachalote pigmeo que desde hace días se pasea por Bouzas, la medusa gigante pudo morir a pocos kilómetros de allí por causas que se desconocen.

Fue el olfato de Gus, el perro de la viguesa Marta López, el que permitió descubrir los restos en una de las playas más concurridas de Vigo, precisamente, el fin de semana en el que entraban en vigor las nuevas restricciones en Galicia. Todo, pocas horas después del avistamiento.

El de Gus no es el único descubrimiento canino que se ha registrado en los arenales vigueses. Más importante para la ciencia fue el hallazgo de Mía, una perra de la raza Golden Retriever que junto a su propietario, el ex patrón mayor de la Cofradía de Pescadores San Francisco de Vigo, Julio Alonso, encontró al denominado ‘Alien de Samil’, ejemplares del inquietante crustáceo que inspiró por su comportamiento a la alimaña de la saga cinematográfica de Ridley Scott.

Alien desembarca en la Ría de Vigo

Alien desembarca en la Ría de Vigo Manuel E. Garcia (IIM-CSIC)

Fue un sábado de 2019 cuando Mía se paró en seco en medio de la playa de Samil y comenzó a ladrar. Con la vista clavada sobre la arena, la perra insistía tanto en el ladrido que dirigía hacia su dueño que Alonso acabó por hacerle caso. "Al principio creí que se trataba de una junta tórica o un envase de silicona, o algo así. Estaba perfectamente contorneada, transparente. Nunca había visto algo parecido", relata. Si hasta ese momento le parecía extraño solo por la forma, cuando cogió uno de los "barriles" con la mano y observó las diminutas criaturas moviéndose en su interior hasta se preguntó bromeando con el amigo que le acompañaba: "¿Extraterrestres?". Su perra localizó al menos diez de esas cápsulas, todas ya sobre la arena.