Con los cláxones de más de 500 coches, motos, camiones y furgonetas como banda sonora y formando una caravana kilométrica con salida desde el aparcamiento del Verbum y llegada en O Castro. Así fue el enésimo SOS lanzado por los profesionales relacionados con la hostelería, que colapsaron el tráfico en una treintena de calles de la ciudad olívica para pedir un plan de rescate “serio e integral”, con “ayudas directas y potentes, no medias tintas”, y manifestar a la sociedad y a las instituciones la “grave crisis” que están padeciendo por las medidas impuestas por la Xunta y el Gobierno central: la última, el cerrojazo, que ordena el cierre de bares y restaurantes desde hoy hasta el 4 de diciembre –tan solo podrán servir para llevar o a domicilio–.

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Marchando una "ración" multitudinaria de protestas en Vigo contra el cierre de la hostelería Marta G. Brea

La lluvia, el frío y el viento de la jornada compusieron el escenario más apropiado para resumir la coyuntura que padece un sector que se siente “totalmente ahogado” y “se muere en silencio”. Estas dos frases fueron las escogidas por el presidente de la Federación Provincial de Hostelería (Feprohos), César Sánchez-Ballesteros, para describir la “insostenible” situación del gremio. “La caravana escenifica un funeral. Es probable que, durante este mes, ya no abran las puertas un 30% de los negocios, es una cifra brutal: en la provincia, más de 20.000 empleos directos dependen de la hostelería, sin contar los de la cadena transversal”, señaló antes de poner en duda la efectividad de la decisión del gobierno gallego de cerrar los bares y restaurantes. “No hay una justificación del todo clara de que sirva para reducir los contagios. El ejemplo es Madrid, donde no se ha cerrado la hostelería y han bajado los contagios; en Cataluña, sí se ha cerrado y los contagios se han multiplicado. Estamos siendo la cabeza de turco”, dijo Ballesteros.

Caravana de auxilio de los hosteleros de Vigo

Caravana de auxilio de los hosteleros de Vigo Marta G. Brea

Carlos José Veleiro, portavoz de la Asociación Provincial de Establecimientos Musicales y Espectáculos Reglados (APEMER), se encargó de leer el manifiesto. Micrófono en mano, enumeró las demandas principales del sector, entre las que se encuentran la exoneración del 100% de las cuotas a la Seguridad Social, la suspensión del pago de la cuota de autónomos, el alargamiento de plazos de los créditos ICO concedidos a negocios antes del verano, el pago fraccionado del impuesto de sociedades, el aplazamiento de los pagos del IVA y la exención o rebaja del importe del IAE –para empresas con facturaciones de más de 1 millón de euros– y de las tasas de basuras, terrazas y vehículos de tracción mecánica. “La realidad es que ya es muy tarde. Hay compañeros que han cerrado sus establecimientos y que no tienen dinero para dar de comer a sus familias. Con la puerta cerrada, no se paga nada. Juntos tenemos que hacernos oír”, manifestó Veleiro, que recordó a los colectivos perjudicados: no solo los dueños de los locales o sus trabajadores, sino también proveedores o distribuidores, quienes se sumaron ayer a la reivindicación sobre cuatro ruedas que recorrió el casco urbano de la urbe olívica durante más de dos horas.

Hay compañeros que han cerrado sus establecimientos y que no tienen dinero para dar de comer a sus familias

Carlos José Veleiro - Portavoz de APEMER

Carlos Rodal, propietario de Melitón Bocadillerías y The Othilio Bar, ubicados en Luis Taboada, fue uno de los primeros en llegar al aparcamiento del Verbum. Con un cartel en mano en el que se leía “Salvemos la hostelería” y que mostraba una cruz negra con las letras RIP –descanse en paz, en inglés– en blanco, aseguraba que 17 familias dependen de estos dos negocios. “Entendemos que la parte sanitaria es importante, pero nuestro sector no es el problema. Hemos cumplido todas las normas y, ahora, nos dan una patada. Queremos ayudas reales: no podemos seguir pagando impuestos, alquileres o Seguridad Social con cero facturación. Tendremos que volver a endeudarnos y algunos no volverán a abrir”, advertía.

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La hostelería viguesa echa la persiana hasta el 4 de diciembre FDV

En sus dos restaurantes, los ingresos han caído en picado: más de un 50% con respecto al año pasado. Para intentar cubrir los gastos hasta el 4 de diciembre, encenderá las cocinas de la bocadillería: “Mantendremos el servicio a domicilio para responder a la confianza que nos muestran nuestros clientes. Seguiremos peleando”, argumentaba.

A unos metros, esperaba fuera del coche Charo García, camarera desde hace ocho años de la cafetería Cosmos, situada en Praza da Princesa. Le han aplicado un ERTE por el cerrojazo, el segundo de este año: “Tengo muy pocas esperanzas. Es demasiado injusto, no somos los culpables. Desinfectábamos sillas, mesas y baños continuamente”.

Entre los manifestantes, también se encontraban profesionales del sector hotelero. David Otero, director general del Gran Hotel Nagari, en Praza de Compostela, se apuntó a la caravana para mostrar su apoyo y visibilizar el estado del gremio. “Hay miedo e incertidumbre. Soy optimista, intento pensar que esto va a mejorar, pero es una situación muy dura y muy ruinosa. Hasta hemos tenido que poner dinero de nuestro bolsillo. La salud es importante, claro, pero no nos podemos olvidar de la economía”, aseveraba.

"UN BOCHORNO"

Apenas unas horas después de esta marcha, el alcalde Abel Caballero criticaba la “escasa cuantía” de las ayudas plantadas por la Xunta para la hostelería como compensación por el obligado cierre de un mes. El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, anunció fondos para el sector por un importe mínimo de mil euros por mes de cierre, “adicionales” a las ya existentes, y cuyo coste global será superior a los 12 millones de euros. Estas cantidades son consideradas por el regidor como “un bochorno” y “una vergüenza”. Aunque subrayó que “respaldo y no discuto” las restricciones que se aplican desde hoy, sí recalcó que la Xunta tiene que dar “ayudas muy superiores” porque “el coste” de las medidas para la hostelería es “inmenso”. Caballero extrapoló a Vigo la cuantía de esas ayudas y denunció que a los negocios de la hostelería de la ciudad le vayan a corresponder, según sus cálculos, un millón cuando solo la exención de tasas por la instalación de terrazas supone para el Concello 2,5 millones. Avanzó que el lunes anunciará “medidas de atención” al sector. Además, alertó de un aumento de la demanda de ayudas de emergencia porque se vuelve a “notar esa necesidad”. Dijo que “en los tres últimos días se concedieron 115 por unos 18.000 euros, cuando el volumen habitual por semana es de entre 20 y 30”. Subrayó que “no hay límite presupuestario” para este capítulo “porque nuestra prioridad máxima es “no dejar a nadie tirado en la calle”. En este sentido, informó de que siete de los okupas desalojados del edificio de la Sareb de Gran Vía han sido reubicados en hostales de la ciudad, donde permanecerán hasta que encuentren nuevo acomodo.