La catedrática Esther Pillado se convirtió en Valedora en octubre de 2019 y, justo un año después, en la última sesión del Claustro, se aprobaba el reglamento de este nuevo órgano que sustituye al Tribunal de Garantías. Ésta es su primera entrevista desde que accedió al cargo.

–Le ha correspondido transformar el órgano colegiado del Tribunal de Garantías en otro de carácter unipersonal. ¿Qué cambios destacaría?, ¿permitirá una defensa más efectiva de trabajadores y alumnos?

–En las universidades españolas, con carácter general, el órgano encargado de velar por los derechos de la comunidad universitaria es de carácter unipersonal. La UVigo trata de acercarse al modelo vigente en nuestro entorno. El Tribunal de Garantías tenía una ventaja importante en cuanto la decisión colegiada permitía tener en cuenta los distintos puntos de vista de los tres colectivos –personal docente e investigador, alumnado y personal de administración y servicios (PAS)–, puesto que estaba formado por representantes de cada uno de ellos. Precisamente, para facilitar que un órgano unipersonal pueda dar una respuesta que tenga en cuenta la visión del conflicto por parte del colectivo afectado se ha previsto en el nuevo reglamento una comisión asesora formada por un representante de cada colectivo, al que podrá acudir cuando lo considere oportuno.

–¿Conocen bien alumnos y trabajadores la existencia de este órgano?

–Es importante destacar que desde los distintos servicios de la UVigo y también desde los centros y departamentos se informa a la comunidad universitaria sobre la existencia de la Valedoría y la posibilidad de acceder a la misma ante una posible lesión de sus derechos. Esto se percibe muy bien en el número de consultas y quejas que se nos presentan, tanto por teléfono como por correo electrónico, y también en las reclamaciones formales. Gran parte de quienes acuden ante este órgano, sobre todo del alumnado, lo hace por la información que se le ha facilitado de forma directa ante la situación conflictiva que están atravesando. En cambio, el profesorado y el PAS suele tener un mayor conocimiento de la existencia de la Valedoría.

–¿Cómo es la interlocución con el resto de la UVigo?, ¿facilitan información y son sensibles a sus recomendaciones?

–Desde que asumí el cargo, ha habido una gran interacción con los distintos responsables de la Universidad. Cuando se presenta alguna reclamación, consulta o queja, mi primera actuación, una vez que compruebo que se trata de un asunto dentro de mis competencias, es dirigirme al servicio, departamento o centro implicado de forma directa para recabar información. Y, salvo excepciones muy puntuales, la colaboración ha sido total, además de ágil. Una vez finalizada mi actuación y cerrado el expediente, puede ser necesario dirigir alguna recomendación a algún responsable de la Universidad para evitar que en un futuro se reproduzcan situaciones lesivas para los derechos. La reacción suele ser de total colaboración, aunque todavía es pronto para hacer una evaluación de los efectos de gran parte de las recomendaciones realizadas.

–¿Le ha sido de utilidad su dilatada experiencia profesional en la gestión y resolución de conflictos?

–Cuando asumí este puesto, estaba convencida de que la mejor forma de afrontar una disputa o una visión distinta de una situación que genera tensiones es a través del diálogo. Y ahora ya puedo confirmar la utilidad de la mediación y la conciliación como herramientas para la gestión y resolución de conflictos en la comunidad universitaria. Por eso, mi experiencia previa, sobre todo en el Servicio de mediación familiar Intrajudicial de Vigo, me ha resultado especialmente importante, en concreto por las técnicas para evitar la escalada del conflicto. Pero no todos los casos permiten esta gestión. Hay ocasiones en que, ya sea por la materia o por la distinta posición en que se encuentran los implicados, impiden que se pueda utilizar la mediación, debiendo tramitarse un expediente. Precisamente, esa labor de mediación se evidencia en el número de consultas y quejas presentadas que se han resuelto de forma satisfactoria para las partes, permitiendo una solución más ágil y rápida y evitando la tramitación de un expediente, más formal y cuya resolución se dilata más en el tiempo. Los datos son muy claros puesto que de las 50 consultas tramitadas en 2020, sólo 7 terminaron con un expediente.

–La mayoría de consultas y expedientes del Tribunal de Garantías implicaban a estudiantes y estaban relacionadas con exámenes y cualificaciones. ¿Sigue siendo así?

–Como en años anteriores, gran parte de las consultas, quejas y expedientes tramitados desde mi nombramiento fueron presentados por parte del alumnado en relación a incidencias en los exámenes y desacuerdos con las cualificaciones. Desde marzo de 2020, como consecuencia de la pandemia y de las medidas adoptadas por la Universidad, se recibieron quejas y consultas tanto sobre la teledocencia como por los exámenes on line. Quiero aprovechar para poner en valor el enorme esfuerzo de los decanatos y las direcciones de los centros para ir resolviendo las incidencias, en gran medida, con la colaboración del profesorado y el apoyo técnico del PAS. No podemos olvidar que en un espacio muy corto de tiempo se pasó de ser una universidad presencial a otra prácticamente on line y fue posible gracias al esfuerzo de todos. Ahora bien, esto no quiere decir que no haya habido incidencias que han llegado a la Valedoría, sobre todo, relativas a desacuerdos con la calificación del alumnado. Estamos en momentos de gran incertidumbre que generan tensiones a todos, por tanto, es necesario aunar esfuerzos, establecer muchos diálogos y lograr consensos que permitan atender todas las necesidades.

–¿Qué presencia tienen el acoso o el plagio?

–No he tenido ninguna reclamación en relación a un posible plagio, pero sí sobre situaciones de acoso, pese a que la Valedoría no tiene competencias en esa materia. La Universidad cuenta con protocolos específicos para el acoso sexual o por razón de sexo y también para el laboral. Las reclamaciones presentadas ante esta Valedoría estaban referidas a un presunto acoso laboral en el trabajo y mi actuación consistió en escuchar a la persona reclamante y recabar información con el objeto de recomendar la apertura, por parte de los órganos responsables, del procedimiento de acoso en el trabajo.

–Usted es la primera mujer Valedora de la UVigo y la segunda de Galicia. ¿Cuándo dejará de ser noticia que las mujeres accedan a cargos académicos y en otros ámbitos?, ¿habrá pronto una rectora en Galicia?

– Todavía debemos normalizar la presencia de mujeres en altos cargos universitarios, de manera que sigue siendo noticia el nombramiento de una Valedora. Pese a que las mujeres son mayoría entre el alumnado, el porcentaje de catedráticas en nuestra universidad sigue siendo bajo y eso dificulta que una mujer pueda llegar a ser rectora. Los datos de 2019 reflejan de forma clara el escenario actual. Las mujeres representan el 51,82 % del alumnado matriculado, pero sólo el 23,38% de las cátedras están ocupadas por mujeres. Sigue siendo necesario trabajar para alcanzar equilibrio y paridad en todos los órganos, debemos seguir fomentando los programas de formación en liderazgo entre las mujeres y, por supuesto, continuar con la política de tolerancia cero frente a todo tipo de violencia por razón de género o sexo.