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La conexión de Akhenatón y la UVigo

La investigadora Iria Souto defiende la primera tesis sobre egiptología en Galicia

La investigadora Iria Souto, trabajando en un yacimiento PATRICIA MORA RIUDAVETS ©FOTÓGRAFA ARQUEOLÓGICA DEL MKTP(MIDDLE KINGDOM THEBAN PROJECT)

La revolución religiosa emprendida por el faraón Akhenatón durante el periodo amarniense, entre los años 1353 y 1336 antes de Cristo, implantó una suerte de monoteísmo en torno al dios Atón. Se creía que esta imposición originó como respuesta los cultos personales. Sin embargo, la investigadora Iria Souto demuestra en su tesis, la primera desarrollada en Galicia en el ámbito de la egiptología, que dichas prácticas en los contextos domésticos ya procedían de etapas anteriores y, como demuestran otros estudios, continuaron en las siguientes. Sus conclusiones se basan en vestigios arqueológicos localizados en Tell el-Amarna, la capital del reino, y Deir el-Medina, donde residían los trabajadores que construían las tumbas del Valle de los Reyes, aunque en su trabajo hace referencia a hallazgos de más de una veintena de yacimientos.

Graduada en Geografía e Historia en el campus de Ourense, su investigación estuvo dirigida por la profesora de la UVigo Susana Reboreda y por Tony Leahy, egiptólogo de la Universidad de Birminghan. Souto trabajó en su biblioteca y también en la de Oxford. Además ha participado en varias misiones en Egipto y forma parte del Middle Kingdom Theban Project (MKTP) de la Universidad de Alcalá.

Aunque la tesis se centra en el periodo amarniense para determinar su influencia en los cultos personales, abarca un periodo mayor, desde el temprano Reino Nuevo, el de mayor esplendor del Antiguo Egipto, hasta la dinastía XX (1550-1069 a. C.).

El reinado de Akhenatón y Nefertiti implicó grandes transformaciones, no solo en la religión, sino también en la política o el arte. El faraón decidió trasladar la capital a Amarna, restarle poder al clero de Amón y vincular la ciudad a Atón. Pero junto con el oficial coexistían los cultos a otros dioses en los ámbitos más privados que derivaban de tradiciones anteriores.

Iria Souto, en un yacimiento Patricia Mora Riudavets (MKTP

Así lo demuestran los hallazgos estudiados por la investigadora ourensana, estructuras no portables de las viviendas, como altares, falsas puertas, lit-clos (camas cerradas,) y diversos objetos: desde estelas votivas, amuletos y estatuillas a cartas dirigidas a los ancestros y conjuros mágicos. Analizó todos estos vestigios desde la doble perspectiva del contacto con los muertos y con los dioses, y también reconstruyó los rituales asociados.

Las divinidades veneradas por los egipcios de la época eran numerosas, pero la más representada era la pareja formada por Ben y Taweret, a quienes se les encomendaba la protección del sueño, las mujeres embarazadas, los infantes o el hogar. Los cultos domésticos reconstruidos a partir de los hallazgos arqueológicos revelan esta preocupación por la familia y la continuidad del linaje, por la superación de las enfermedades y de los peligros diarios.

Y aunque algunos autores vinculan la piedad personal a las clases populares, Souto defiende que las élites de la corte también tendrían estas prácticas. Y plantea asimismo que eran toleradas a pesar de existir una religión oficial. “En el yacimiento de Medina hay muchas más evidencias de cultos en los contextos domésticos, pero puede ser debido a que se preserva mejor que Amarna”, apunta.

“Somos pocos y con poca visibilidad, pero es un campo muy interesante. El camino es difícil, pero merece la pena si te gustan los retos"

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El estudio del Antiguo Egipto es una disciplina “joven” en España y la religiosidad está todavía poco explorada. La tesis de Iria Souto señala un camino prometedor. “Intenté ir arañando la superficie de todo lo que hay. En la egiptología en general queda mucho por descubrir, pero no es un campo sencillo porque hay que combinar el conocimiento del arte, el idioma antiguo, los remanentes de otras culturas... y distintas disciplinas para distintas etapas. Hay que formarse durante toda la vida para mejorar siempre tus capacidades y habilidades”, destaca.

Son pocos los grupos e investigadores en España y en Galicia que se dedican a este ámbito de estudio desde el mundo académico. A Iria Souto, a quien le atraía la arqueología desde pequeña “como a tantos niños”, le gustaría que la egiptología tuviese más presencia en nuestra comunidad. “Somos pocos y con poca visibilidad, pero es un campo muy interesante. El camino es difícil, yo todavía estoy en ello, pero merece la pena si te gustan los retos. Debería fomentarse esta disciplina para que la gente interesada se pueda formar aquí. Y además crear una nueva línea de investigación proporcionaría herramientas para la enseñanza de la historia antigua. Debemos enfatizar que los seres humanos teníamos la capacidad de hacer grandes cosas como las pirámides y los grandes monumentos de otras civilizaciones. Es motivador”, plantea.

Yacimiento de Deir el-Medina IRIA SOUTO

Medina, la ciudad de los constructores de las tumbas de los faraones

Los yacimientos de Amarna y Medina son los mejor preservados para el estudio del Reino Nuevo. Iria Souto pudo visitar el segundo. “Aunque es muy específico porque albergaba a los trabajadores del Valle de los Reyes, me parece imprescindible, no solo para conocer la religiosidad, sino que aporta muchísima información sobre la economía o los litigios de sus habitantes”, relata. La investigadora ha participado en las campañas desarrolladas en otros yacimientos por el grupo del MKTP de la Universidad de Alcalá, dirigido por Antonio Morales y centrado en las tumbas de Asasif y Deir el-Bahari. “Es un equipo joven y muy interesante por su multidisciplinariedad. Sus proyectos nacionales e internacionales están más orientados al Reino Medio, pero muchos de los objetos que yo estudio en la tesis se utilizaban también en las tumbas”, explica Souto, que quiere agradecer la ayuda de sus directores, del propio Morales y de todos sus compañeros.

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