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Zona Franca acota a 3,5 millones el canon que paga PSA por Balaídos

El Consorcio fija un tope máximo y un mínimo (2,5 millones) para fortalecer la actividad de la fábrica tras los efectos de la pandemia | La empresa pagaba sobre la base de su facturación, según el contrato de 1966

Vista general del centro de PSA en Balaídos. // Ricardo Grobas

PSA-Vigo pagará un máximo de 3,5 millones de euros al año por el canon de producción durante los próximos cinco años, hasta 2024. Esta rebaja, que Zona Franca lleva al comité ejecutivo de hoy para su aprobación, forma parte del paquete de medidas que el Consorcio que pilota David Regades ha puesto en marcha para apoyar a las empresas en la recuperación post-Covid. En detalle, Zona Franca establecerá unos topes mínimo (2,5 millones) y máximo (3,5) para la cuota que PSA abona al año por el alquiler de las instalaciones de Balaídos (el grupo francés no tiene propiedades inmobiliarias, todas sus naves y edificios de oficinas son propiedad del Consorcio), que desde 1966 se ha calculado en base a la facturación (nacional y para exportación) de la fábrica.

En definitiva, se trata de no penalizar la recuperación de PSA -y por extensión, de toda la industria gallega de automoción- en plena pandemia, contribuyendo a su competitividad frente a otras fábricas del propio consorcio francés, como la de Zaragoza, que paga al SEPE por sus terrenos hasta 200 veces menos que en Balaídos.

El Consorcio tiene arrendada a Peugeot Citroën Automóviles España, S.A. la mayor parte de la superficie del polígono de Balaídos, y muchas de sus naves. Las principales condiciones de los arrendamientos de superficie vienen estipuladas en el contrato de 23 de julio de 1966, que establece una renta fija (que no se tocará) y otra variable, denominada canon de producción, que se calcula en función de la facturación (distinguiendo entre la facturación de la producción destinada a mercado nacional de la destinada al mercado extranjero). Esta fórmula penaliza a la factoría sobre todo en años de altos volúmenes de producción, reduciendo su rentabilidad, lo que en situaciones de crisis como la actual por la pandemia del Covid-19, constriñe la competitividad de PSA-Vigo. Ante esta situación, la Zona Franca ha decidido, con carácter temporal, fijar un tope máximo al canon de producción de 3,5 millones y también un mínimo de 2,5 millones para los ejercicios 2020, 2021, 2022, 2023 y 2024, en una modificación de contrato revisable y reversible si PSA recupera cifras anteriores a la crisis.

Ese límite de 3,5 millones al año (sin IVA) se activará cuando el importe del canon de producción calculado supere esa cantidad y cuando el total de las rentas devengadas en ese mismo ejercicio por todos los inmuebles arrendados por el Consorcio a PSA sea igual o superior a 2,5 millones. De igual forma, según este acuerdo, se establece un límite mínimo de 2,5 millones euros al importe anual del canon de producción. Entre 2013 y 2015, el Consorcio, entonces pilotado por Teresa Pedrosa, ya había bonificado el alquiler a PSA para ayudar al centro a superar la crisis económica. Hay que tener en cuenta que PSA paga hasta 200 veces menos que Balaídos por un terreno 4,5 veces más grande al SEPE (3,1 millones de metros cuadrados en Figueruelas frente a los casi 700.000 del polígono de Balaídos), o Kénitra, donde además de prácticamente no pagar por el suelo cuentan con incentivos fiscales mucho mayores por parte de Rabat.

Esta situación coloca a PSA-Vigo en una situación muy desfavorable a la hora de competir en costes estructurales con sus rivales más próximos, que se agrava si se tienen en cuenta las facilidades que hay ahora para trasladar producción de unos centros a otros al compartir plataforma industrial (CMP, EMP2) y los cambios en el sector por la descarbonización y la pandemia del coronavirus.

Este cambio en la fórmula de cálculo, que PSA lleva solicitando desde hace años, ha sido analizado por los responsables de Landwell Pricewaterhouse Coopers Tax & Legal Services y por la Abogacía del Estado para blindar la seguridad jurídica de la decisión, de modo que no sea interpretada como una ayuda de estado, que podría infringir las normas de Bruselas.

A partir de 2025, cuando se estima que los efectos del Covid ya pueden estar superados, la fórmula de cálculo volverá a lo establecido en el contrato de 1966, en su cláusula sexta. PSA- Vigo permaneció cerrada durante dos meses (desde mediados de marzo a mediados de mayo) por el confinamiento y después de una reactivación progresiva trabaja en la actualidad al máximo de su capacidad industrial, con 7.500 trabajadores y cuatro turnos en sus dos líneas de producción. Con 2.300 coches diarios, en septiembre batió su récord histórico de fabricación mensual rozando los 60.000 vehículos, y la previsión es acabar el año con más de 450.000 unidades. Pese a todo, como reconoció el propio director del centro, Ignacio Bueno, la semana pasada, el futuro es incierto y depende de cómo evolucionen la pandemia y la demanda de los mercados.

El centro gallego de producción automovilística se ha visto beneficiado hasta ahora por el reciente lanzamiento del nuevo Peugeot 2008 y el tirón de los comerciales K9, un oasis en medio de la crisis global del sector del automóvil.

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