El impacto del coronavirus no pone freno, al menos de momento, a la Navidad viguesa, aunque sí la convertirá en una fiesta atípica y menos multitudinaria. El Concello tiene en marcha un plan de actuación y seguridad, flexible para adaptarse a cualquier evolución de la pandemia. De entrada, el primer objetivo es evitar las multitudes y disponer del mayor espacio posible para el tránsito peatonal. Así, parte del centro, más que en años anteriores, se cerrará a los coches para que el público puede disfrutar de las luces y, al mismo tiempo, mantener la distancia social.

Para garantizarlo, se asignarán aforos máximos a determinadas calles y cuando se alcance una cabida total que no permita cumplir la separación exigida, se impedirá la entrada. ¿Cómo se controlarán esos aforos? Con cámaras de vigilancia y una especie de "semáforos" con luces verdes y rojas para regular el tránsito de los peatones. Así lo explicó ayer el alcalde, Abel Caballero, que insiste una y otra vez en que "cumpliremos escrupulosamente todas las normas sanitarias en el escenario más exigente". "Habrá cámaras, que ya se están contratando, y según la limitación de cada calle, habrá un control con luces; mientras esté verde se podrá entrar, pero si se alcanza el máximo de capacidad, se encenderá la luz roja y no se podrá pasar".

El epicentro de esta planificación será Policarpo Sanz, desde la Porta do Sol hasta Colón. El monumental árbol de leds se levantará ante el teatro de Afundación (por las obras en su emplazamiento habitual) y un perímetro de 1.150 metros estará vallado y cerrado, con sillas para los asistentes de los espectáculos de luz y sonido desde finales de noviembre. En principio se calcula que serán 576 asientos, aunque podría ampliarse su número. Dentro de este vallado se colocarán la imagen de Papa Noel y diversos adornos y decoraciones navideñas. A su alrededor se habilitan corredores de paso para los residentes de la zona del evento. "En lugar de 150.000 personas, habrá, por poner un ejemplo, 400 personas en un lugar acotado y con sillas", indicaba ayer el alcalde.

Esta área será la de más estricto control de aforo, si bien las medidas para evitar aglomeraciones también llegarán a la Porta so Sol y su entorno, la totalidad de Príncipe, Londres y Ronda don Bosco y tramos más próximos de Velázquez Moreno (con una parte abierta a residentes), Eduardo Iglesias, López de Neira.

Es una de las muchas medidas de "seguridad Covid" diseñadas por el Concello para la Navidad. Otra es la referida a la Cabalgata de Reyes de la tarde del 5 de enero. El alcalde adelantó ayer que no habrá desfile por las calles, pero Melchor, Gaspar y Baltasar sí estarán en una de ellas, "muy ancha y muy larga", (aún sin especificar) pero de forma "estática". Ellos no se moverán sino que serán los asistentes los que pasen ante los Magos de Oriente, mediante una o más filas ordenadas, con distancias marcadas en el suelo y "sin riesgo", según el regidor.

Si el panorama se complica y llega a ser "dramático, todo será telemático, porque España va a poder ver las luces de Navidad de Vigo. Si no pueden venir, iremos nosotros a ellos, por streaming o cualquier otra manera, que ya estamos preparando", explica Caballero. "Igual que aplicamos un plan en verano con cero contagios en las playas haremos lo mismo con la Navidad", sentencia.

Por otra parte, el Concello repartirá gratuitamente desde el lunes 300 vallas a 25 colegios de la ciudad para que puedan separar los patios de recreo u otras estancias en función de clases o edades y mantener así las distancias sociales. Esta iniciativa se activó a raíz de las peticiones de varios centros y comenzará con su entrega en 25 colegios, si bien Caballero emplazó a cualquier otro centro educativo a solicitarlas al Concello. Del mismo modo, ofrece la colaboración municipal para regular u ordenar los accesos en los colegios en las horas de entrada y salida.