Llegadas estas fechas, algunos de los inquilinos más insignes del cementerio de Pereiró interrumpen su descanso eterno para recibir a los vigueses y recorrer con ellos la historia de la ciudad a través de sus tumbas y mausoleos. Y este año, a pesar de la pandemia, no quisieron faltar a su cita pertrechados de mascarillas, dispensando gel a sus invitados y recordando la necesidad de guardar distancias.

Concepción Arenal fue la encargada de recordar el protocolo Covid a los participantes en la primera visita teatralizada, que durante una parte de su recorrido también contó con la presencia del alcalde Caballero. La "precursora do feminismo en España", como ella misma recordó mientras daba cuenta de su destacada biografía, señaló a los presentes que visitar Pereiró "é visitar a historia da vila de Vigo".

Y, entre sus "veciños", recordó a Ángel de Lema y Marina, fundador de FARO o al "visionario" Sanjurjo Badía", antes de hacer sonar la campanilla para advertir de la presencia de visitas a Irene de Ceballos, benefactora y esposa de Policarpo Sanz, quien no desperdició la ocasión de reclamar una calle con su nombre. "La esperanza es lo último que se pierde", bromeó.

Artífice de la colección de arte legada a Vigo por su esposo, la ilustre dama condujo a sus convidados por el panteón del fundador de Empresas Álvarez o el mausoleo del verinés José García Barbón. También les mostró el imponente Dodge "carnero" que transportaba a los difuntos en los años 30 y 40 del siglo pasado y los llevó hasta la tumba de Bernardo González del Valle, "Cachamuíña", uno de los héroes de la Reconquista.

El militar y después gobernador de la provincia de Tui escenificó ante los presentes los hachazos de Carolo a la puerta de Gamboa y les recordó que Vigo fue la primera villa de Europa que expulsó al Ejército francés.

"Ás veces, un síntese un pouco só neste lugar, escoltareivos", propuso a los visitantes un "Cachamuíña" muy cómplice con Irene de Ceballos, quien no dudó en reconocer después que "está de muy buen ver" causando las risas del auditorio.

El sol ya se ponía cuando el grupo accedió al interior de la capilla que acoge el panteón familiar del marqués de Valladares. Su hija, Milagros Elduayen, relató las vicisitudes por las que su marido, Fernando Quiñones de León, acabó legando el pazo de Castrelos a la ciudad.

Vanesa Estévez y Tamara Vázquez se mostraban "sorprendidas" tras acceder a la cripta del pequeño templo, cuya existencia desconocían. Estas dos amigas viguesas ya intentaron visitar el cementerio en dos ediciones anteriores. "A la tercera va la vencida. Y merece la pena. Hay muchas cosas de la historia de Vigo que no conocíamos y la arquitectura de algunos panteones es impresionante", celebraban.

La marquesa de Valladares continuó con ellos el recorrido por el cementerio, visitando a los representantes de la burguesía industrial de la conserva, o "sardinocracia", como la familia Curbera o los Alfageme, y también al productor cinematográfico Cesáreo González.

Concepción Arenal tomó el relevo en el último tramo por el cementerio civil y por uno de los capítulos más lamentables y dolorosos de la historia reciente de Vigo, el fusilamiento del joven Baena.