La "ideología del crecimiento" y la "obsesión por el PIB" se perpetuaron desde la Segunda Guerra Mundial a través de los gobiernos, las instituciones científicas y los medios de comunicación. Pero este modelo está en entredicho desde hace varias décadas y urge ser sustituido por otro que realmente ponga el foco en el bienestar social y el desarrollo sostenible. Una necesidad todavía más acuciante en el actual contexto de pandemia originada por la Covid-19.

"El objetivo principal de los países es el crecimiento económico a través de la innovación para generar productos o procesos más efectivos, porque se supone que esto crea puestos de trabajo. Y la idea no se cuestiona. Sin embargo, las condiciones de vida no siempre mejoran . En Italia, el PIB fue creciendo en los últimos 20 años pero las condiciones de vida de la gente de mi edad, en torno a los 40, son peores que las de nuestros padres. Hay más precariedad laboral, los sueldos son inferiores y es más difícil formar una familia. La idea del proyecto es estudiar cómo tener una economía en la que se siga innovando, pero en la que el objetivo primordial no sea el crecimiento", explica Mario Pansera sobre su iniciativa Prospera ( Prospering without growth: Science, Technology and Innovation).

Pansera, especializado en la transición ecológica y sostenible y en la crítica del desarrollo y el crecimiento, posicionará a la UVigo en un novedoso ámbito de estudio al que muy pocos investigadores se dedican en nuestro país. De hecho, solo cuenta con esta orientación un grupo del Instituto de Ciencia y Tecnología Ambiental de la Autónoma de Barcelona, en la que actualmente el investigador italiano trabaja como profesor ayudante en el departamento de Empresa.

El experto, que ya colaboraba con el grupo Rede y el máster en Desarrollo Sostenible de la institución olívica, se incorporará a la agrupación estratégica Ecobas entre febrero y marzo del próximo año. "Es mi interlocutor natural", apunta. Y contratará a 3 investigadores "postdoc" y a 4 estudiantes de doctorado para avanzar en este nuevo concepto de innovación.

"Necesitamos un sistema postcrecimiento, una economía basada en el cuidado de la persona y de la naturaleza, no en el crecimiento y la explotación de los recursos naturales y obsesionada por el PIB", defiende Pansera.

"En Galicia tenemos un recurso que es el monte. Si los bosques se talan y se vende la madera, el PIB de la comunidad sube, pero la población se empobrece. Pierde ese recurso. Y lo mismo ocurriría con los stocks de pesca", compara.

El proyecto se desarrollará a nivel micro, para que las empresas no adopten modelos de negocio enfocados a la maximización de beneficios, sino que se preocupen por cómo mejorar su entorno, y también en la creación de redes de organizaciones alternativas que progresen juntas y busquen beneficios cualitativos, no cuantitativos. También buscarán nuevos modelos a nivel de instituciones políticas y científicas.

"La ciencia se está mercantilizando y necesitamos nuevas direcciones. Hoy en día se produce una enorme paradoja porque sabemos que el crecimiento económico no asegura que la vida sea mejor, pero la generación de conocimiento está direccionada hacia ese crecimiento", plantea el investigador.

Pansera todavía no sabe dónde establecerá su oficina, aunque le gusta Pontevedra por su filosofía sostenible. "Atraería a talento internacional y se podrían crear sinergias interesantes con la Alcaldía. Pero no es seguro todavía", reconoce.

Pansera comenzó su carrera profesional en la gestión y la prevención de desastres naturales en países en vías de desarrollo tras titularse como ingeniero de telecomunicaciones en Nápoles. Y volvió al ámbito académico para trabajar como responsable de proyectos europeos en la Politécnica de Madrid. Después realizó un máster en Economía y Gestión de la Innovación y se doctoró en Administración en la Universidad de Exeter. Tras una estancia postdoctoral en Bruselas con una beca Marie Curie se incorporó como investigador a la Universidad de Bristol y, desde enero de 2020, forma parte de la Autónoma de Barcelona.