Lo evidenciaron en sus múltiples -y multitudinarias- concentraciones, en su incansable lucha por la reapertura del caso, con la obtención de pruebas y hasta lo reivindicaban en sus mascarillas: la familia de Déborah solo busca justicia. Y ayer, se puso un piedra importante para lograr este objetivo. Rosa Neira, madre de la joven viguesa fallecida, declaró por primera vez en sede judicial. Solo esperan que no llegue demasiado tarde. Dieciocho años tarde.

Arropada por su hija Rosa Fernández-Cervera, Neira llegó a los juzgados de Tui poco antes de las 09.00 horas de la mañana y visiblemente emocionada celebró esta comparecencia que califica como "una pequeña victoria". "No hay crimen perfecto, hay una mala investigación, una infumable instrucción. Para mí es una pequeña victoria después de tantos años poder decir lo que he vivido. Pido justicia y saber la verdad; nada más. No vengo sola, vengo de la mano de Déborah, de mis otros hijos, de mi marido y de un montón de personas anónimas que me están acompañando", narró Rosa minutos antes de su declaración como testigo en el marco de estas actuaciones reabiertas en noviembre de 2019 tras casi una década archivadas.

Comparecencia

La sala de Tui que investiga el caso, que en uno de sus últimos autos dejó abierta la posibilidad de un asesinato, citó a la madre de la joven viguesa para relatar lo ocurrido en los días previos a la desaparición de la joven así como los diez restantes hasta el hallazgo de su cadáver en una cuneta de O Rosal, escenario camuflado entre pistas falsas. Su comparecencia también se centró en aspectos de su vida, su comportamiento y la relación que Déborah tenía con el que a lo largo de los años de recorrido policial se presumió como el principal sospechoso -si bien nunca declaró en sede judicial ni tampoco estuvo imputado-, su exnovio, quien tampoco ha sido citado por el momento en esta nueva fase del procedimiento.

Las cuestiones formuladas tanto por la magistrada, el fiscal y los abogados de la familia redundaron sobre la relación con él, cómo fueron los últimos días de Déborah en casa, las llamadas que tuvo, las reacciones al propio día de la desaparición así como también los diez días que duró la búsqueda de la joven viguesa.

Este nuevo turno de declaraciones no incluyó ninguna comparecencia más, si bien los letrados de la familias ya ultiman un nuevo escrito con más diligencias para su práctica.

Y es que la sala acordó prorrogar al menos hasta febrero de 2022 la causa para la práctica de más periciales y, previsiblemente, testificales. Desde la reapertura hace casi un año, fueron cerca de una veintena las personas citadas por el juzgado para su relato de los hechos ocurridos el pasado 30 de abril de 2002, cuando se le pierde la pista a Déborah tras salir a correr por Samil; tan solo un día antes del que habría sido su 23 cumpleaños.