¡Felicidades, José María Cordobés, director del Club de Física Enrico Fermi, por ese trabajo constante que realizas para promocionar esta ciencia entre los jóvenes! Así no me extraña que hayáis conseguido con alumnos vigueses este año la tercera Mención de Honor en siete años en el Concurso Beam Line for Schools organizado por los laboratorios alemanes Desy y CERN de Suiza. Hablé con Cordobés, que es un salmantino de la parroquia de San Juan de Barbalos que enriquece a Vigo con su presencia. Doctor en Física, su club está orientado a alumnos de Bachillerato muy interesados en la Física de Altas Energías (Partículas, Astrofísica y Cosmología). Atentos los padres, porque raro es que sus hijos adolescentes lean esto. Como cada año, este apasionado físico hace una llamada para que los estudiantes de Bachillerato muy interesados en estas materias y que quieran participar de las actividades del club y en acudir a concursos internacionales como el ya citado o la Olimpiada de la Física se pongan en contacto con el mismo. ¿Una dirección? fermiclub@gmail.com. Precisamente este mes se reanudarán las actividades aunque, sumergidos en la pandemia, las sesiones se harán sobre todo on line. En vez de que pierdan los chavales su tiempo con naderías por Snapchat o Youtube ¿qué os parece que se interesen por la computación cuántica o la cosmología?
En el Mesón da Lamprea
Que los chavales se interesen por la Física de Partículas es un modo de labrar su futuro pero los que tenemos, sobre todo, pasado, podemos permitirnos lujos como fraternizar en comilonas de vez en cuando. Eso hicieron el otro día en el Mesón da Lamprea sito en el Cabeiras arbense un puñado de arrojados expedicionarios al mundo del placer gastronómico. Miguel Alonso, el suceso de aquel Julián que desde su rincón preciado tanto ha promocionado la lamprea por el mundo, se puso a los mandos de la cocina. En la mesa, cuchillo y cuchara en mano y posición de prevengan prestos al combate, estaban Fernando Ramos, Emilio Boullosa, Óscar Delgado, José García de Grenalia, Tino Topogalia, Ángel Atanes, con otros compas de la Guardia Civil (libres de servicio), el llamado Señor de la Picaraña... La comida fue corta en longitud pero contundente. Llegaron primero unas empanadas de raxo que pusieron a los comensales a punto de dar gracias a Dios, luego unos callos cocinados en la más estricta observancia de la cocina galaica y después un magosto que respetó la tradición de castañas, vino y fuego en la bodega del mesón.
