La calle Eduardo Chao, a la altura de la sede de la Diputación, se convirtió ayer en un museo de arte urbana al aire libre con la celebración de la segunda edición de la Batalla Mural. El evento reunió a 13 grafiteros que, desde las 10.00 hasta las 17.00 horas, tuvieron que expresar su creatividad con esprays y pintura sobre un mural de 2 x 2,5 metros en base a un tema que conocieron minutos antes de empezar a colorear el lienzo: propuestas para conseguir un mundo mejor.

La lluvia, que interrumpió el trabajo de los muralistas por un momento, les acompañó durante parte de la jornada, en la que las piedras del corazón del Casco Vello sonrieron con la presencia de más de una docena de obras repletas de color e imaginación, que se expondrán más adelante para que tanto locales como visitantes puedan disfrutarlas.

El vencedor fue el baionés de 25 años Miguel Cajaraville Mosquera, que representó las caras de una mujer y de un hombre a la mitad -en color azul-, abriéndose en medio una calavera naranja y roja, e introdujo con el espray verde ramas de laurel sobre un fondo amarillo. Su intención: simbolizar la "unión entre las personas y la naturaleza, una ecuación que logrará un mundo mejor", confesaba a FARO poco después de conocer que se llevaba el primer premio. "Empleé casi todo el tiempo que nos dieron. Vine a disfrutar, a pasarlo bien", comentó el joven, que, en su día a día, se dedica a hacer tatuajes en la urbe olívica y, cuando puede, murales. Para reconocer su trabajo en la Batalla Mural, tendrá la oportunidad de formar parte de la próxima edición del programa municipal Vigo, cidade de cor exhibiendo su capacidad artística y creativa en una medianera.

El primer finalista -segundo clasificado- fue Daniel Fernández Vargas, de Sabarís. El joven de 26 años quiso plasmar la necesidad de que los seres humanos prestemos más atención a las señales que nos envía la naturaleza. "Incluí una mano, un elefante con orejas de ser humano y unas hojas para representar la naturaleza, y un girasol para representar el sol, que es símbolo de la vida", explicaba al término del evento el artista, que realiza encargos de grafitis y se forma para convertirse en tatuador. "No me esperaba quedar tan arriba, había muchísimo nivel en la cita", anotaba.

Como segundo finalista -tercer clasificado-, quedó el lucense Diego Anido Seijas, que llevó al mural de 2 x 2,5 metros el dibujo de dos manos entrelazadas con un fondo de colores rojo y blanco.

Una vez iniciada la Batalla Mural, comenzaron las demás actividades de la tercera edición de las Jornadas de arte urbana. Se celebraron dos espacios de ponencias -presenciales y telemáticas-: sobre cómo construir un espacio de colaboración en Europa de arte urbana y sobre las tendencias a la hora de trasladar el arte a las infraestructuras civiles y vallas publicitarias.

Tomaron la palabra artistas nacionales, como David de la Mano, e internacionales, como el Dúo Amazonas; también contaron su experiencia los directores de dos festivales internacionales de arte urbano: Edel Tobin, del Waterford Walls de Irlanda, y Bjørn Van Poucke, del The Crystal Ship de Bélgica. Además, se organizaron tres talleres infantiles: los menores aprendieron a decorar ropa con Federico Fernández.