Mira que hay que subir Ramón Nieto arriba para llegar a la sede de AYUVI (Ayuda a la Vida), nada menos que al número 403 de esa referencial avenida viguesa. Hablo de ella porque me encontré en la Puerta del Sol a la boticaria (liberada) Adoración Palacín, presidenta de esa asociación nacida con la idea de ofrecer un lugar de encuentro y acogida a madres vulnerables y a sus hijos pero, antes de eso, a las madres que no saben cómo van a hacer para tener a sus hijos. Pensé yo que la pandemia la había ralentizado pero, lejos de eso, me dice Adoración que Ayuvi no ha dejado de prestar asistencia ni durante el confinamiento. Yo sé que andan dobladas, desbordadas porque han tenido una avalancha estos días de demandas de madres asfixiadas económica y psicológicamente. Y lo que va a venir, me dice ella, "que será peor." Preguntádselo a directivas como María Teresa Otero, Gloria Vilar, Rosa Castromil, Pilar Rocamora... En este periodo vírico, atendieron a 15 embarazadas y repartieron 8.473 kilos de alimentos, así como enseres para los bebés y productos de primera necesidad. Yo recuerdo ver nacer a esta asociación, me pongo a contar y resulta que ha cumplido un cuarto de siglo con sus 60 voluntarios, 25 años en que ha prestado su apoyo a 3.011 mujeres y a 4.033 niños menores de 3 años. ¡Y ahora tiene servicio "on line"!
Fandiño, en estado de gracia
Una razón por la que me alegro de que Jaime Fandiño se haya jubilado es porque ahora dedica una parte de su tiempo a investigar y reivindicar el papel de los mayores y su capacidad de emprendimiento, romper con eso que él ha llamado "ghetto cronológico", lo cual a mí me viene al pelo porque coincidimos generacionalmente y cualquier día nos haremos viejos sin darnos cuenta. ¿Que quién es el vigués Fandiño? Pero, hombre, tú estás perdidiño. ¿En serio no sabes quién es? Busca en Google pero te diré que fue profesor universitario, en Periodismo, productor laureado de programas televisivos para la TVG y que sigue con la música a vueltas con el grupo Vulnerables. Fandiño quiere empoderar la palabra viejo (mejor "vello" que suena bien), recuperarla pero quitándole toda su carga devaluatoria. Estoy esperando que lleve a cabo su largometraje sobre unos tipos metidos en una residencia, que se titulará "El último concierto" y, según veo en el guion, nos va a dejar en estado de gracia y absortados. Si queréis oírlo hoy hablar sobre "Silver economía", o sea cómo hacer del envejecimiento un modo de emprendimiento junto a otros ponentes, hoy a las 11 en htps://andalucia.openfuture.org/evento/webinar-coloquio.silver-economy.
