Las gaviotas en Vigo pueden estar sufriendo algunos efectos tóxicos debido a la concentración de contaminantes orgánicos persistentes encontrados en sus huevos por un grupo de investigadores de los centros oceanográficos de A Coruña y Vigo, según informó ayer el Ministerio de Ciencia e Investigación. Los huevos de aves marinas han demostrado ser un excelente sistema de seguimiento, útil para estudiar tanto la distribución espacial como la evolución temporal de los contaminantes en el medio marino.

La concentración de contaminantes en los huevos de aves marinas, como organoclorados y mercurio, refleja la carga corporal en adultos, lo que ha sido reconocido como un calificador ambiental por las Comisiones de Oslo y París, siendo la base para la formulación de algunos de los Objetivos de Calidad Ecológica que proporcionan objetivos operativos e indicadores para respaldar las evaluaciones de la salud del ecosistema. Esos contaminantes derivan de lo que ingieren las gaviotas, en muchas ocasiones metales pesados o incluso pesticidas, por lo que todo ello reflejaría la contaminación que sufre parte de la Ría de Vigo.

Por ello, las investigadoras Lucía Viñas, Victoria Besada y Begoña Pérez-Fernández, las tres del Centro Oceanográfico de Vigo, junto a Antonio Bode, del Centro Oceanográfico de A Coruña, han investigado la concentración de diferentes contaminantes orgánicos persistentes en huevos de dos colonias de gaviotas patiamarillas: una en Vigo y la otra en las Islas Cíes (que, como es sabido, es un parque natural sin antropogénicos conocidos).

Aunque ambas colonias están establecidas en la Ría de Vigo y separadas por una distancia entre ellas de tan solo diez kilómetros, una en una ciudad portuaria y la otra en un Parque Natural y Área Marina Protegida, en el estudio se observaron "diferencias estadísticamente significativas", con valores que podrían estar causando algunos efectos tóxicos en el área de la colonia de mayor influencia antropogénica. Por ello, el análisis de la presencia de estos contaminantes puede ejercer como base para formular parte de los Objetivos de Calidad Ecológica (EcoQO), que proporcionan indicadores para evaluar la situación de un ecosistema y ayudar de esta forma a dirigir acciones de gestión.

La investigación, que apunta a una dieta, respalda el uso de huevos de gaviota patiamarilla como bioindicador de contaminación capaz de diferenciar el nivel de contaminación incluso en áreas geográficamente cercanas. El estudio será publicado en el volumen de noviembre de la revista científica Enviromental Research perteneciente a la prestigiosa editorial Elsevier. El artículo estará disponible también online de forma gratuita hasta el 29 de septiembre en la página web www.sciencedirect.com.

El IEO apunta a que todos esos contaminantes que podrían tener los huevos de las palomas, son tóxicos sea cual sea la concentración para todos los seres vivos, pudiendo provocar problemas endocrinos y de reproducción. En los seres humanos también podrían afectar al tiroides. Y es que, si estos contaminantes llegan a las gaviotas, los científicos consideran que también podrían llegar a los seres humanos.