"Seguimos sin verles y sin escucharles; ¿ustedes nos escuchan a nosotros?". El juicio celebrado esta semana en la Audiencia de Vigo, el del caso de los cinco hombres que fueron sedados con benzodiacepinas para robarles, puso a prueba la paciencia de los magistrados, la fiscal y los abogados personados en la causa. Aunque los dos acusados estaban presentes en la sala de vistas, la mayoría de interrogatorios a víctimas, testigos, policías y peritos se hicieron a través de videoconferencia. Hubo conexiones con Pontevedra, Ourense, Santiago de Compostela, Madrid, Ávila y hasta Córdoba. Todo un reto de coordinación con las distintas ciudades al que se unió un problema del que, pese a los años que llevan implantados en las salas de vistas, todavía no se han librado estos equipos. Los continuos fallos de conexión que ralentizan, a veces de forma exasperante, los juicios.

Ante la irrupción del coronavirus, una de las medidas que se quiere potenciar para minimizar el riesgo de contagio y reducir en lo posible las aglomeraciones en los juzgados son los juicios telemáticos. Y la videoconferencia tiene un papel esencial. Este sistema que ya se lleva años usando en Vigo permite hacer tomas de declaraciones a distancia a través de pantallas. En el juicio de esta semana de la Audiencia, por ejemplo, declaró desde Córdoba uno de los hombres supuestamente drogados y desvalijados por el acusado, desde Madrid varios guardias civiles y peritos del Instituto Nacional de Toxicología que estuvieron en la investigación y, desde Ourense o Pontevedra, policías y forenses que también participaron en las pesquisas. El uso de estos medios telemáticos evita que las personas citadas deban trasladarse a Vigo, a veces recorriendo media España. Y, con la pandemia actual, ayuda a que no se junte demasiada gente en los pasillos judiciales.

El problema es que, no en pocas ocasiones, estas videollamadas dan fallos. Todavía en pleno estado de alarma un problema de conexión con la cárcel de A Lama, desde donde comparecía un acusado de maltrato familiar, obligó a suspender el juicio. Hace unos días hubo un nuevo aplazamiento en otro juzgado Penal. La vista del caso de la sedación de la Audiencia de esta semana se pudo celebrar, pero los contratiempos en el audio y/o en la imagen que se produjeron en algunas conexiones ralentizaron las ya maratonianas sesiones. De hecho, en una de las videoconferencias, con una forense de Ourense, las dificultades que había para realizar el interrogatorio -tras sucederse varios tipos de fallos al final la profesional no escuchaba nada de lo que le preguntaban en la sala de Vigo- llevaron al tribunal a tomar una excepcional decisión: la de tomarle declaración por el teléfono móvil para solventar el problema del audio -la imagen sí se seguía viendo en la pantalla-.

"Mapa" de salas digitales

Esta sección de la Audiencia que acogió el juicio de la sumisión química es de las que más usa las videoconferencias, junto a otros sistemas, como las cámaras "aéreas" que permiten grabar la documentación de la causa que se encuentra sobre el estrado para mostrarla, cuando proceda, en las grandes pantallas instaladas en la sala. A raíz de la irrupción del coronavirus, el juez decano de Vigo, Germán Serrano, diseñó una especie de "mapa" de las salas digitales existentes en los juzgados olívicos: las 16 que a esa fecha -junio- contaban ya con equipos de videoconferencia, estableciendo además un sistema de reserva para aquellos tribunales que no tengan este sistema.