En palabras de su rector, Antón Reigosa, la Universidad de Vigo pondrá en marcha "un feedback especial para que las aulas no sean punto de contagio". Dentro de las múltiples medidas actividades, destacan los esfuerzos que la institución realizará en la detección temprana de casos y "actuar antes de que se pueda extender". No solo sacará "una foto fija" de cuál es el estado de sus tres millares de trabajadores con la realización de PCR a todos ellos en las primeras semanas de curso -la previsión es empezar la próxima-, sino que prevé realizar unos 200 test a la semana para localizar focos.
Será un sistema "flexible", según explicó el vicerrector de Planificación y Sostenibilidad, José Luis Míguez. Mientras no tengan noticias de positivos entre el alumnado o el profesorado, los harán de forma aleatoria, principalmente, entre los alrededor de 20.000 estudiantes. Cuando sepan de un caso en una clase, facultad o campus, emplearán las pruebas en este entorno para poder profundizar en el brote, apoyar la labor sanitaria, así como aportar "seguridad" a la comunidad universitaria.
Lo harán todo con el sistema pooling que ha desarrollado la Fundación Biomédica Galicia Sur, a raíz de la idea del investigador de la Escuela de Ingeniería Industrial y del Cintecx, Jacobo Porteiro. Se empleará el cómodo proceso de autorecogida de saliva, con el autoregistro de la muestra a través de una aplicación en el móvil.
Míguez destacó que es un "enfoque diferente a los propuestos en otras universidades e instituciones" y señaló que será la primera a nivel nacional en la que se aplique a gran escala este sistema, que se ya utiliza en menor medida en empresas como la planta de PSA-Vigo.
La vicerrectora de Investigación, Belén Rubio, destacó la "rapidez" de los investigadores de la universidad para desarrollar estudios útiles en la lucha contra el Covid-19, como los referidos a la detección temprana del virus, a estudios genómicos, sobre métodos para limpiar locales con drones o de aguas residuales.
