El pasado sábado 12 de septiembre fallecía a los 98 años en Nigrán, donde residía últimamente, el profesor Fernando Fraga Rodríguez (27 de mayo de 1922, Santiago de Compostela). El profesor F. Fraga se licenció en Ciencias Químicas en 1946 en la Universidad de Santiago de Compostela, posteriormente se doctoró en Ciencias Químicas por la Universidad de Madrid y en 1953, tras volver brevemente a la universidad compostelana como profesor adjunto (1950-3), se incorporó al CSIC. Su destino dentro del Consejo fue en Vigo, en el entonces Laboratorio Costero que el Instituto de Investigaciones Pesqueras, con sede en Barcelona, tenía en la ciudad olívica.

Dicho laboratorio costero fue el germen del actual Instituto de Investigaciones Marinas que el CSIC dispone en Bouzas. El Profesor F. Fraga fue uno de sus primeros doctores, uno de los pioneros de las ciencias marinas gallegas y españolas. Su brillante carrera científica como oceanógrafo químico le llevó a ser promocionado a Profesor de Investigación del CSIC (1973), a ingresar en la Real Academia Galega das Ciencias (1987) y recibir la Medalla de Bronce de Galicia (1992) y el Premio Antonio Casares y Rodrigo de Investigación (Xunta de Galicia, 1999). Es difícil enumerar todos sus hitos y contribuciones profesionales, pero todo científico que estudie los mares acabará antes o después leyendo algún trabajo suyo, percatándose de que él fue uno de los primeros en medir tal o cual variable oceanográfica (quizás el pH) en nuestros mares o utilizando su visión del afloramiento costero para poder comprender el funcionamiento de los ecosistemas marinos gallegos.

No solo fue un gran científico, tuvo una gran valía humana, y ello lo convirtió en un referente para las generaciones de oceanógrafos a las que abrió paso y en un compañero más que entrañable para todo el personal del Instituto de Investigaciones Marinas. Tuvo una forma concienzuda, honesta, estoica, paciente, pulcra e inquisitiva de hacer ciencia. Y lo hizo hasta más allá de los 90 años, porque la jubilación administrativa "forzosa" de 1987, como decía él, no le impidió seguir investigando. Finalmente, la jubilación forzosa real la impuso la salud.

Profesor, todos los mares de este planeta se acordarán de usted mientras les quede una gota de agua marina. Gracias por enseñarnos a investigarlos, DEP.