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El asesinato de Ponte de Lima: un amor reencontrado y seis horas de tortura

Momento en el que se recupera el cuerpo del empresario vigués que se arrojó desde Rande

Luis Miguel Fernández, un pintor y diseñador reconocido en la localidad francesa de Metz, y su novia de juventud de Entrimo se reencontraron veinte años después, posiblemente en las redes sociales.

Alquilaron una casa para pasar juntos unos días en Ponte de Lima, pero el marido de ella –en proceso de separación y a tratamiento psiquiátrico– entró de noche en la casa y maniató a la mujer para que fuera testigo de las 6 horas de torturas a su novio, a quien mutiló los genitales y mató. Después el empresario vigués se suicidó tirándose del puente de Rande. La familia de su víctima estudia una demanda por la vía civil.

La familia de la víctima estudia una reclamación civil que tendrían que afrontar los herederos del homicida, que se suicidó tras el crimen

El brutal asesinato de Luis Miguel Fernández la última semana de agosto, mantiene en estado de shock al municipio ourensano de Entrimo, donde fue enterrado para cumplir su voluntad. Todos los veranos viajaba desde Francia –donde emigraron sus padres– a su localidad natal, pero este año no comentó a sus amigos que había recuperado su relación con una antigua novia de juventud, ni que habían alquilado al otro lado de la raia, en Ponte de Lima en Portugal, una casa rural para pasar juntos unos vacaciones.

“Esto es surrealista. Luis Miguel tenía 53 años, era un artista buenísimo en todo, en pintura, en diseño, que ahora gozaba de reconocimiento. A nivel personal era como un hermano para mi. ¡Que puedo decir! Nos sorprendió cuando supimos lo ocurrido porque era un chalado por Entrimo, quería acabar aquí su vida y cuesta entender que por una mujer no viniera, tal vez prefería ocultar la relación de momento. Estaba aquí al lado, en Ponte da Lima, y sufrió una atrocidad, una auténtica tortura”, explica su amigo Mario Vázquez, Kiss.

Un crimen pasional segó la vida del pintor cuando se reencontraba con aquel amor adolescente. Una mujer de 42 años que tras doce de matrimonio estaba en proceso de separación de su marido, el empresario vigués Carlos Sande, que al parecer no aceptaba la ruptura y se encontraba a tratamiento psiquiátrico. Luis Miguel era soltero, si bien había tenido varias relaciones sentimentales serias y una de sus últimas parejas acudió a su entierro. “Era un romántico de verdad, cuando quería, quería de verdad. Era muy guapo y gustaba a las mujeres”, relatan quienes le conocían.

La felicidad del reencuentro entre los amantes duró poco. Una baliza en el automóvil de ella permitió al empresario vigués localizarles en Ponte de Lima. Días antes del asesinato se acercó a la casa tuvo una discusión allí con su todavía mujer.

La mujer opta por el silencio y trata de recuperarse física y emocionalmente

Para cometer el crimen regresó de madrugada armado con un machete, una catana y varios puñales, rompió un cristal de la ventana y accedió a la vivienda. Sorprendió a la pareja, golpeó con la espada a Luis Miguel y lo dejó prácticamente muerto, y maniató en una silla a la mujer –que tiene un hijo de un apareja anterior– para que fuera testigo de las seis horas de tortura a las que sometió a su novio, a quien infirió numerosos cortes y mutiló los genitales. Luis Miguel tuvo una muerte terrible y ella lo vio, pero una de las veces en que el empresario vigués salió a su coche ella logró huir y esconderse, por lo que el hombre cogió el Jeep de su mujer, lo tiró por una pendiente y huyó a España. En el puente de Rande estacionó su BMW 740 de color negro y se tiró al mar. Su cuerpo fue recuperado horas después. La mujer, ahora viuda del supuesto asesino pues no se habían separado, prefiere guardar silencio públicamente. Trata de curar las heridas físicas, pero también las emocionales, explican en su entorno.

Ella se ocupó del traslado del cuerpo de su novio a España, de las gestiones burocráticas. La familia del pintor estudia una reclamación por la vía civil, a la que tendrían que hacer frente los herederos del empresario, y ha contactado con abogados. “El hermano de Luis Miguel cree que las cosas no pueden quedar así. No parece lógico que contigo hagan una auténtica tortura, te matan de una manera brutal ¿y no pasa nada? Luis Miguel no tuvo que morir por nada, aunque se matara el tarado que lo asesinó”, apostilla su amigo Kiss.

Un experto guerrero medieval muerto a espada

El brutal crimen de Luis Miguel guarda una injusta ironía, era un enamorado de la historia, un experto en la recreación de batallas medievales y muy hábil manejando espadas y todo tipo de armas blancas. “Es muy sicodélico que muriera por un arma blanca. Era un guerrero de la naturaleza, un luchador nato. Para acabar con él como acabaron tuvo que ser a traición. Era imposible que alguien se pudiera acercar a él, ni que lo lograra en el cuerpo a cuerpo. Hizo artes marciales de joven, ahora se dedicaba a la recreación de batallas históricas y luchaba con espada y armas medievales”, incide su amigo Kiss.

“Parece que nada más acceder a la casa le dio un golpe en la cabeza con la espada japonesa, una catana que llevaba, y el consuelo es pensar que pudo morir entonces y evitar el prolongado sufrimiento de la tortura, pero eso lo dirá la autopsia”, explican personas del entorno de la víctima.

Recuerdan a la novia del pintor omo una joven muy guapa, si bien los vecinos de Entrimo perdieron contacto con ella hace más de veinte años, pues se asentó en Vigo. La Policía Judiciaria de Portugal mantiene abierta la investigación sobre el crimen para demostrar fehacientemente que el autor del secuestro de la mujer y la terrible muerte y mutilación de Luis Miguel fue obra del empresario Carlos Sande, por si la familia de la víctima presenta una demanda civil. Una de las dudas a esclarecer es si el hombre también pretendía matarla a ella en la casa de Ponte de Lima, o bien pretendía llevársela con él y trasladarla a España para cometer otra atrocidad con ella.

Los allegados de Luis Miguel piden que se investigue por qué el empresario mató al amante de su mujer con una espada, de donde salió el arma y si sabía usarla. “Lo que le hizo ese tío es lo que hacen los cárteles de la droga en sudamérica”

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