Las continuas advertencias sobre lo que no se debe hacer para favorecer la transmisión del coronavirus parecen no ser suficientes para muchos vigueses. Y es que el pasado viernes, la Policía Local identificó a más de 600 personas participando en reuniones ilegales celebradas en pisos, en el parque forestal de Beade y en una cafetería-bocatería situada en Candeán.

Donde se reunió más gente fue en una quedada de carreras ilegales celebrada en el entorno del campus. Los agentes fueron avisados por varios particulares, que se percataron de lo que estaba sucediendo al escuchar el ruido de los vehículos a alta velocidad, así como el de las maniobras. Una vez en el lugar, no encontraron a nadie realizando una conducción temeraria, pero sí se constataron la presencia de marcas en el asfalto dibujadas por frenazos y derrapes, así como restos de neumáticos. Los agentes estuvieron desalojando el lugar desde las 00.30 horas hasta las 02.00. No se interpuso denuncia a ninguno de los participantes porque todos llevaban la mascarilla.

Unas horas antes, la Policía Local tuvo que dirigirse a la inauguración de la cafetería-bocatería Mariño, en la calle San Cristovo -Candeán-, tras recibir a las 23.15 horas el aviso de un vecino que alertaba de la celebración de una fiesta en la que había una gran cantidad de gente y aglomeraciones. Los agentes se dirigieron al local para desalojarlo tras comprobar que había 244 personas "excediendo con creces el aforo". Una buena parte, incluido el propietario del establecimiento -que, según la Policía, no presentó la licencia de actividad y alegó que la tenía la gestoría-, fueron propuestas para sanción por "no llevar mascarilla y no mantener la distancia de seguridad". Tres, también por fumar. Para controlar la situación, se acercaron tres patrullas al lugar.

A estas actuaciones, se sumaron las ya habituales fiestas en los pisos y casas de la ciudad. La Policía Local recibió unas 15 llamadas de vecinos quejándose por el ruido de quedadas particulares en viviendas, teniendo que desplazarse a disolverlas en una decena de casos sin registrarse incidentes mayores.

Sanciones por beber en la calle

Durante la noche del viernes, además, los agentes municipales propusieron para sanción a 27 jóvenes que caminaban por la calle sin llevar mascarilla, a dos por ingerir alcohol en la vía pública y a tres por fumar sin tener en cuenta las medidas de seguridad ordenadas por las autoridades para evitar la propagación del coronavirus.

Javier Suárez - Dueño de la Cafetería-Bocatería: "Invité a unos 50 amigos a la inauguración y, cuando nos dimos cuenta, habría 200 personas: nietos, abuelos... todos eran de Candeán"

Javier Suárez, el dueño de la cafetería-bocatería desalojada por la Policía Local el pasado viernes tras encontrarse, según el relato oficial, a más de 240 personas sin mascarilla que no mantenían la distancia de seguridad indicada por las autoridades, aseguró ayer a FARO que "se fue de las manos" la inauguración del local, que reabría sus puertas tras 16 meses sin actividad. "Invité a unos 40 o 50 amigos, tenemos aforo de unos 80 clientes, y unos amigos invitaron a otros y, cuando nos dimos cuenta, habría 200 personas", relató antes de destacar que no se esperaba tal situación "ni de locos". "No se anunció por redes sociales ni nada, fue un boca a boca. Había abuelos, nietos... todos eran de Candeán. A la gente que se acercaba le dábamos a conocer los productos que venderemos a partir de ahora. Los asistentes entraban, salían y se iban... no sé si se habrían juntado tantas personas como 200 en un mismo momento, pero estábamos todos con las mascarillas. Las distancias de seguridad fuera, en la calle, pues, a lo mejor, no eran las correctas, había gente aglomerada; dentro, sí, porque las mesas están separadas a la distancia que mandan, al igual que en la terraza. El interior y la terraza suman 250 metros cuadrados", explicó.

Suárez señaló que hubo colaboración total con la Policía Local, que se presentó allí "porque llamó algún vecino" para avisar. "Los agentes nos pidieron que mandásemos a los clientes para casa, se fueron y cerramos el local. No hubo problema. Cuando llegaron, igual habría sobre 90 o 100 personas, pero era difícil de identificar. Uno de los policías me dijo que, en una de las mesas, había más de 10 personas", manifestó.