Aunque ir a la playa en la nueva normalidad es sinónimo de ir de la toalla al agua o de pasear por la arena con mascarilla, para los amantes del riesgo la pandemia no pone fin a sus acrobacias. Si con la desescalada el "parkour" volvió a la ciudad, con el calor su modalidad veraniega hizo lo propio en los arenales vigueses. No es infrecuente encontrarse en la orilla a jóvenes "volando" en saltos al mar con la ayuda de un viejo conocido: las boyas de amarre.

La teoría es sencilla: excavar un agujero en la arena, enterrar el hinchable, coger carrerilla e impulsarse sobre la pelota para realizar una acrobacia en el aire. En la práctica, la técnica requiere entrenamiento: es una modalidad del parkour, conocida como "blackflip" playa. Los deportistas experimentados graban sus retos y los cuelgan en internet, aunque la popularización de esta práctica llega también a principiantes, pese a que los riesgos, como ha evidenciado el accidente de Samil, no son pocos.