Han vuelto los llantos, las risas, las presentaciones y el baile de carritos y mochilas a las escuelas infantiles de la ciudad, a las que ya se les percibe un rostro mucho más alegre con el regreso de los pequeños a las aulas casi seis meses después, pandemia mediante. Desde primera hora de la mañana y a lo largo de toda la jornada, los escolares fueron visitando los espacios con los que se tendrán que amistar en este curso tan atípico que se presenta. Tras la apertura el jueves de los primeros centros dependientes del Concello -levantarán la persiana progresivamente; abrieron ayer la de Navia y la de Tomás Alonso-, se sumaron las gestionadas por la Xunta de Galicia, que dan hueco a 536 menores -el total de matriculados, 39 menos que el año pasado, aunque la cifra podría variar en los próximos días al incorporarse alumnos a las plazas vacantes-.

Padres, madres, abuelos y abuelas se congregaron a las puertas de los centros en la particular vuelta al cole de los enanos. Eso sí, a diferencia de otros años, manteniendo las distancias interpersonales que marcan las autoridades y con mascarilla puesta para evitar la propagación del coronavirus. De esta vez, los saludos se realizaron con el ya tradicional choque de codos y en las conversaciones, además de incluir el repaso a lo vivido en verano, se abordó el nuevo protagonista de este curso escolar: el Covid-19.

Las escuelas infantiles disponen de un protocolo de prevención frente al virus en el que se recogen medidas tanto previas al inicio de la actividad como cuestiones organizativas, referidas a la higiene y a la limpieza o de actuación ante posibles contagios. De ello daba fe ayer la directora del centro Vigo-Valadares, Cristina Llinares, horas después de iniciar el curso: "Los menores tienen mucha capacidad de adaptación y la escuela ya tenía en cuenta medidas higiénico-sanitarias para evitar la propagación de cualquier virus. Hay ventilación, actividades en el patio exterior y lavado de manos: les gusta mucho a los pequeños la sensación de tocar el agua y el jabón. Desde julio, hemos realizado trabajo de organización y preparación para recibir a los niños y transmitirles seguridad".

Llinares confesaba que el inicio del curso fue "fantástico". "Los niños venían con ganas de jugar. Al principio, protestaron, pero reaccionaron muy bien a otros niños y respondieron genial a los juegos que les teníamos preparados, incluso durmieron", comentaba antes de destacar que la principal preocupación fue el uso de la mascarilla y las reacciones tras medio año lejos de las aulas. "Nos reconocieron por las voces y la expresión de los ojos", anotaba.

La directora de la escuela infantil Vigo-Valadares afirmaba que los padres no habían mostrado muchas dudas al respecto del protocolo anti-Covid-19 porque "el trabajo de información fue bueno". "Atendimos las cuestiones por varias vías antes del inicio del curso. Se les ve tranquilos y seguros. Lo que más les preocupa es que sus hijos tengan algún síntoma y no poder traerlos al centro o no saber que hacer si muestran alguno y tienen que venir a recogerlos. Algunos síntomas que se asocian al coronavirus los tienen todos los otoños: congestión, pico de fiebre, vómitos...", manifestaba.

Al respecto de las escuelas infantiles se pronunció ayer el primer edil, Abel Caballero, quien avanzó que el lunes, a las 8.00 horas, estarán funcionando al completo todos los centros municipales. El regidor mantuvo una reunión con representantes de gobiernos locales de Galicia para abordar el coste de la desinfección de colegios: "Es materia de la Xunta, pero nos va a costar por encima de los 600.000 euros".