Aunque ir a la playa en la nueva normalidad es sinónimo de ir de la toalla al agua o de pasear por la arena con mascarilla, para los amantes del riesgo la pandemia no pone fin a sus acrobacias. Si con la desescalada el parkour volvió a la ciudad, con el buen tiempo su modalidad veraniega hizo lo propio en los arenales vigueses. Cada vez es más frecuente encontrarse en la orilla a jóvenes "volando" en increíbles saltos al mar con la ayuda de un viejo conocido: las boyas de amarre.

La teoría es sencilla: excavar un agujero en la arena, enterrar el hinchable, coger carrerilla e impulsarse sobre la pelota para realizar una acrobacia en el aire. En la práctica, la técnica requiere entrenamiento: es una modalidad del parkour, conocida como 'blackflip' playa.

Los deportistas más experimentados gravan sus retos y los cuelgan en internet, aunque la popularización de esta práctica llega también a principiantes. Los riesgos no son pocos, un mal aterrizaje acabó en accidente la pasada tarde en Samil, cuando un joven impactó de cabeza contra el mar.

Para los que se atrevan, con precaución, a realizar saltos imposibles en la playa pueden encontrar este tipo de boyas en plataformas como Wallapop, a partir de 30 euros, o también valerse de pelotas de fitness hinchables que venden marcas como Decathlon.