El Ayuntamiento de Vigo reforzará la vigilancia sobre el uso de mascarillas en espacios públicos y sobre el cumplimiento de todas las restricciones para controlar la pandemia de coronavirus, y reducirá aún más los aforos en espacios municipales. Lo anunció ayer el alcalde, Abel Caballero, tras reunirse con el comité municipal de seguimiento de la pandemia.

A la vista de los rebrotes y el incremento de casos activos de Covid-19, el regidor comunicó que se reducirán aún más los aforos en espacios municipales, como salas de exposiciones y museos, y en eventos como las bodas que se celebran en el Pazo de Castrelos (se fijará un máximo de 25 asistentes en el interior del edificio; ahora son 60).

Asimismo, y ya a partir de este fin de semana, se reforzará la vigilancia sobre el cumplimiento de medidas como el uso de las mascarillas en la vía pública, la prohibición de fumar si no hay distancia interpersonal, o la prohibición de aglomeración de personas en la calle o locales.

Beber ante la Colegiata

A ese respecto, Abel Caballero insistió en que "está terminantemente prohibido" beber en la calle si no es una terraza o mesa habilitada, en alusión a la habitual concentración de clientes de locales situados en zonas como el entorno de la Concatedral. "No se pueden vender bebidas para ser consumidas en una plaza", avisó.

En esa línea, aseguró que el Ayuntamiento y la Policía Local permanecerán "muy vigilantes", especialmente con los "recalcitrantes" que perseveran en los incumplimientos, y ha proclamado que "si hay que multar, se multará". "Tomémoslo en serio, esto no es una broma", zanjó. Según Caballero, solo en el último mes, los agentes de la Policía Local impusieron unas 300 multas por incumplir las normativas de prevención por el Covid-19, la mayoría relacionadas con la obligación de llevar mascarillas en la calle o de respetar la distancia de seguridad. También se apercibió a algún negocio de hostelería.