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Dos semanas para hablar por teléfono con el doctor

La falta de sustitutos, la obligación de coger las vacaciones en verano y las medidas por el Covid-19 dificultan el acceso de la población a Atención Primaria

Gente haciendo cola en el exterior de un centro de salud. // Marta G. Brea

Con la boca de su hija llena de llagas, Purificación llamó al centro de salud de Chapela para solicitar una cita con su médico. Lo hizo insistentemente, sin conseguir que le cogiera nadie. Saltaba el gestor automático de citas y probó con él. La fecha más próxima que le adjudicaban para una atención telefónica era 13 días después. Se negó hasta que le pasaron a un operador que tampoco le dio otra opción más que hablar con su ambulatorio. No le quedaba otra que acercarse hasta él para justificar la urgencia y que la vieran.

No es el único centro en el que se están registrando estas demoras. Este diario ha tenido constancia de esperas de 13 días para algún profesional de Casco Vello, otros tantos en Pintor Colmeiro o 10 en Navia. En Coruxo están en una media de algo más de una semana. La supera algún facultativo de Calle Cuba.

Al casi endémico déficit de profesionales en Atención Primaria, que impide sustituir las vacaciones desde hace año, se suma este año la orden de la Consellería de Sanidade de que todos los profesionales cojan sus vacaciones en verano, ante la previsión de un recrudecimiento de la pandemia en otoño. La escasez no solo es de médicos de familia y pediatras. También con enfermeras, cuyas listas de contratación se agotaron ya en julio.

En el PAC de Vigo están percibiendo las consecuencias, con más visitas que refieren las dificultades para conseguir una cita en su centro de salud. Algunas incluso por recetas de pacientes crónicos.

Las medidas frente al Covid-19 también han introducido novedades. A no ser que sea una urgencia, cualquier cita será telefónica para que el profesional valore si debe ver al paciente. El trabajo del administrativo ha aumentado, con el cribado de urgencias o la entrega de volantes y partes de baja. Las colas en algunos de los centros más grandes, como el de Coia, supera los tres cuartos de hora. Otros no permiten pasar sin cita y piden que se solicite la atención urgente por teléfono, pero no siempre hay respuesta al otro lado de la línea.

La reducción de aforo en las salas de extracción por culpa del coronavirus también ha elevado la demora de las analíticas en algunos ambulatorios. Por ejemplo, en el de Pintor Colmeiro donde, a no ser que se necesite una atención preferente, la espera es de dos meses y medio.

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