Al igual que el resto de Galicia y buena parte de España y Europa, Vigo padece desde hace años los efectos del bautizado como "invierno demográfico", una tendencia que se caracteriza por la confluencia de dos grandes fenómenos: la caída de la natalidad y el aumento de la esperanza de vida. Una de sus consecuencias más palpables es el progresivo aumento de la edad media de las ciudades y que el colectivo de la tercera edad alcanza cada vez un impacto mayor sobre la sociedad.
La pirámide poblacional elaborada por el Concello con los datos actualizados del censo constatan ese fenómeno.
A 1 de enero residían en Vigo 3.408 personas con más de 90 años. Si se aumenta la horquilla y se centra el análisis en la población en edad de jubilarse, con más de 65 años, se alcanzan las 64.460 personas, el 21% de todo el vecindario censado en Vigo.
En el extremo opuesto de la pirámide, el del segmento de menor edad, se encuentran los jóvenes que aún no han cumplido los 20. A principios de 2020 se encuadraban en se colectivo 53.933 vigueses, aproximadamente el 18%. Por quinquenios, el que suma mayor población es el de la franja de entre 41 y 45 años.
