La captura accidental constituye una de las principales amenazas para los cetáceos en todo el mundo. Cada año, se registran una media de 285 varamientos en Galicia y la mitad de ellos podrían tener su origen en la pesca fortuita. Este impacto es "especialmente preocupante" entre las poblaciones de arroaces - Tursiops truncatus- y toniñas - Phocoena phocoena-, dos especies catalogadas como vulnerables y con el mayor estatus de protección en las aguas de nuestra comunidad.

La Coordinadora para o Estudo dos Mamíferos Mariños (Cemma) desarrolla un proyecto para conocer el impacto de la flota de artes menores en las áreas de la Red Natura 2000 de las Rías Baixas. Y lo hace con la colaboración "imprescindible" del sector pesquero, para el que han elaborado una guía de buenas prácticas con el objetivo de que su actividad sea sostenible.

El proyecto Virada está respaldado por la Fundación Biodiversidad, del Ministerio para la Transición Ecológica, a través del programa Pleamar, cofinanciado por el FEMP, y fue el mejor valorado de los 87 presentados en la convocatoria de 2019. Su presupuesto es de 85.000 euros, está integrado en el Life Intemares y participa como socio la Organización de Productores de Pesca Fresca del Puerto de Vigo (OPPF-4).

El estudio, dirigido por el biólogo de Cemma Jose Martínez Cedeira, arrancó en diciembre, pero estuvo paralizado durante el confinamiento hasta que pudo retomar la actividad en junio. Desde entonces, ya se han realizado varios embarques en pesqueros con base en Vigo, Baiona, Cangas, Bueu y O Grove que utilizan artes menores: miños, trasmaños y vetos. Además de recoger datos de su actividad, realizan entrevistas a los marineros de la zona comprendida entre cabo Silleiro y Corrubedo.

"Y vinculada a esta acción también realizamos otra de marcaje y recaptura de los cetáceos capturados accidentalmente. Los marineros marcan los cadáveres, nos indican en qué posición los devuelven al mar y después los recuperamos a través de la Red de Varamientos de Galicia. Llevamos muchos años trabajando con el sector, nos conocen y confían en nosotros. Y su colaboración es muy importante para la conservación", destaca Martínez Cedeira.

El proyecto también incluía una campaña marítima de muestreo, pero los protocolos derivados de la pandemia la hacen "inviable", así que sus responsables sustituirán el velero por una avioneta adaptada para avistamientos con base en Cataluña, una de las pocas que existen en Europa.

Martínez Cedeira, que ya participó en una campaña aérea en Galicia en 2015, repetirá como observador. "Es un trabajo muy exigente porque vas todo el tiempo con la cabeza en una ventana de burbuja que sobresale del fuselaje. La avioneta va a 180 km/h a una altitud de unos 450 metros. Y tienes 3-4 segundos para detectar el cetáceo, identificar su especie, y el tamaño del grupo. Y todos los datos los vas comunicando por radio al encargado de registrarlos".

"La avioneta despegará desde Peinador y haremos dos vuelos de tres horas y media cada uno. La ventaja es que 7 horas de avioneta equivalen a 8 días en el barco", añade el responsable de Virada sobre las campaña aérea, que sobrevolará las Rías Baixas hasta 25 millas fuera de la costa.

El proyecto, que continuará hasta el mes de diciembre, también incluye acciones de divulgación y sensibilización sobre la necesidad de reducir las capturas accidentales, entre las que se incluye la guía de buenas prácticas para los pesqueros.