Fue un acto del día de Galicia en Vigo atípico, como casi todo desde la pandemia, con un aforo de 300 personas citadas -con invitación- a los jardines de Castrelos. Y como era de prever, la huella del impacto del coronavirus no estuvo menos presente en los mensajes. Con un acento especial: cohesión en tiempos de zozobra. A ella apeló Abel Caballero. El alcalde convocó a los vigueses a estar "más unidos que nunca" para doblegar al virus atendiendo a las recomendaciones sanitarias y extremando las precauciones. Y hacerlo todo sin fisuras, "para que nadie quede atrás". "Es nuestra forma de vivir Vigo y vivir Galicia desde Vigo", subrayó en un evento que tuvo a su otro protagonista en Cándido Conde Pumpido, magistrado del Tribunal Constitucional y ex fiscal general del Estado, encargado de leer el bando conmemorativo de la jornada.

"Reconquistar lo nuestro. Reconquistar nuestro futuro", era el lema escogido para la ocasión. El Covid-19 ha puesto en tensión todas las costuras sociales y económicas, de ahí que el regidor apelara a un sprit de corps vigués, además de para resistir los embates sanitarios, para que la urbe "siga siendo la referencia que nos ganamos en España", en gran medida con la visibilidad que otorga el papel de Caballero al frente de la FEMP, y también fuera de las fronteras del país. "Nuestro modelo, nuestro proyecto común está siendo aplaudido copiado y apoyado en toda España".

También a la hora de enfrentarse al virus la ciudad tuvo un comportamiento "admirado y aplaudido" por el país, reseñó. Por eso es que, en su intervención quiso rendir homenaje a los "valientes" sanitarios y los "héroes de lo cotidiano", como fuerzas y cuerpos de Seguridad o trabajadores de servicios esenciales que dieron un paso adelante en la que denominó como la "segunda reconquista de Vigo". "Solo ganamos una batalla con un alto coste: no puede haber una segunda", advirtió el alcalde.

13

Un acto por el Día de Galicia marcardo por el Covid

Sociedad civil, y también Ayuntamiento, reseñó su máximo responsable. Caballero mencionó el escudo vigués forjado con ayudas a comedores, la atención a domicilio, a los sintecho y en adelante el plan de reconstrucción (1.000 millones en inversiones, exenciones en impuestos y tasas), pues lo que toca ahora es "movilizar la estructura de producción" del pulmón vigués: desde el naval, el "auto", la pesca hasta la hostelería; una red empresarial que "en gran parte no está dañada", pero sí requiere de un "gran impulso" para beneficio de la ciudad, pero no solo. "Si Vigo tira, Galicia tira", plasmó.

Al igual que el año pasado -tras las municipales-, esta vez -tras las autonómicas- hubo "mano tendida" a la Xunta "si esta ciudad es tratada como se merece". Una oferta "firme" y "sincera" que sin embargo nunca ha llegado a fructificar, y que no eximió a Caballero de recordar que "hubo quien nos dejó sin nuestra caja de ahorros" o "quien nos borró de los mapas del AVE". También por ello pidió estar "atentos" porque "Vigo tiene que luchar por lo que le corresponde". Lo contrario ocurre con Zona Franca, Diputación, aliados habituales, y el Gobierno, al que agradeció el contar con la urbe dentro de sus "planes de obras".

La foto. Allí acudió el gobierno municipal, la presidenta de la Diputación, Carmela Silva, el delegado de Zona Franca, David Regades, el obispo de la Diócesis de Tui-Vigo, Luis Quinteiro, o el fiscal jefe de Pontevedra, Juan Carlos Aladro, y miembros de la oposición en Praza do Rei. No estuvieron los miembros del BNG, que renunciaron tras obtener dos de cuatro invitaciones, según el Concello, por cuestiones de aforo. Hubo sillas separadas, mascarillas, saludos con el codo, lo habitual en la era del coronavirus; lo atípico de otro día de Galicia en la ciudad.