Ayer era, extrañamente, un día tranquilo en el Registro Civil. Incluso con momentos, a media mañana, en los que nadie esperaba su turno tras el mostrador. Pero esa imagen no es ni mucho menos la habitual. Porque desde que la actividad judicial se reanudó tras el parón al que obligó el Covid-19, este servicio es sin duda el que más afluencia de ciudadanos está recibiendo en los juzgados de Vigo. Junto al aluvión de peticiones de fes de vida, a diario acuden también quienes necesitan certificados de nacimiento, matrimonio o defunción, así como padres que deben inscribir a sus hijos recién nacidos. Las colas para acceder a estas dependencias son ya la tónica usual. Ante esta situación, y para evitar aglomeraciones, ayer se extremaron las medidas de prevención sanitaria frente al coronavirus. La principal es el establecimiento de un aforo máximo de cinco personas en la oficina de atención al público. Y también se pusieron indicadores de distancia en los accesos y en el propio servicio.

Los veranos siempre son complicados en el Registro Civil. Con la plantilla mermada por las vacaciones, es sin embargo la época de mayor demanda, ya que los ciudadanos aprovechan que tienen más tiempo libre para hacer este tipo de gestiones. Pero este año la cosa ha ido a más. Durante el estado de alarma esta oficina solo realizó trámites urgentes, así que todos los que no pudieron ser atendidos esos meses están acudiendo ahora. Y hay otro factor que también explica la avalancha de estas semanas: antes los certificados de fes de vida también se tramitaban en el Ayuntamiento, pero desde hace un tiempo se expiden solo en el Registro Civil.

Así que, a modo de tormenta perfecta, este servicio se está topando con una mayor afluencia de personas en el momento menos conveniente debido a las precauciones que hay que adoptar por la pandemia. Ante esta situación, y para protección de los funcionarios, el sindicato UGT elevó un escrito al juez decano vigués, Germán Serrano, para que se adoptaran medidas a mayores de las pantallas de metacrilato ya instaladas en los mostradores. Y del control que guardias civiles y vigilantes de seguridad efectúan en el acceso principal del edificio para que la gente haga cola en el exterior y entre ordenadamente de cara a evitar que se amontonen dentro.

Dos metros

El decano elevó esa solicitud a la Xunta y ayer se materializaron las medidas. Se fijó un aforo en la zona del Registro Civil de atención al público: solo podrá haber cinco personas a la vez. Y se pusieron numerosos indicadores instando a los usuarios a mantener la distancia de seguridad, que en esas dependencias es de dos metros -y no metro y medio- ya que es un espacio cerrado y con escasa ventilación. Las largas colas no desaparecerán, pero, con tantas indicaciones, ya no hay excusa para incumplir las normas.