El paraíso gallego, las Islas Cíes que se están produciendo en otros puntos de la ciudad y de toda la geografía española con el control del coronavirus. El pasado sábado, cuando se completó el cupo de visitas a las islas por primera vez este año, los agentes de la Policía Local se vieron obligados a intervenir en varias ocasiones ante el incumplimiento de las medidas de seguridad para evitar contagios.

Los agentes, desde las 11:45 hasta las 13:30 horas, realizaron un control de aforo en el acceso a la playa de Nuestra Señora. Comprobaron que los visitantes accedían a la misma de manera "descontrolada", con lo que corrían riesgo de exceder el aforo y no garantizar la distancia de seguridad. A mayores, al subir la marea, se iba a estrechar el espacio útil, con lo que la situación se agravaría.

Los agentes locales contaron con el apoyo de dos miembros de Protección Civil que se encontraban en las islas. Ambos impideron el acceso a la playa a las numerosas personas que llegaban hasta el lugar para bajar a la misma. A las 13:30 horas se permitió el acceso, quedando apenas hora y media para la bajamar y ya se disponía de sitio en el arenal para que se pudiera instalar la gente."A esas horas ya no era mucha la gente que llegaba hasta allí, pues las avalanchas más importantes de personas procedentes de los barcos ya habían pasado, estando cerca la hora de comer de todas ellas", explican los agentesSin mascarillas

No acabaron ahí las labores de control de aforo de la Policía Local en las Islas Cíes. Desde las 18:30 hasta las 20:50 horas se trasladaron a Rodaspendientes de embarcar, algunas de las cuales no llevaban puestas las mascarillas.

Constatando que algunas personas no llevaban mascarilla, los policías les ordenaron que se las pusieran, por ser imposible mantener la distancia social. Se añadió la adversa circunstancia de que se averió uno de los barcos y aglomerándose los usuarios de varias colas, teniendo que ejercer la labor de mantenimiento del orden.Auxilio a un joven

La Policía Local también fue requerida para auxiliar a un joven que se encontró mal en el interior del restaurante Rodas. A la llegada al punto, estaba sentado y ligeramente mareado, hablando con él, manifestando que posiblemente se tratase de un bajón de glucosa, pues ya le había pasado en otras ocasiones, por lo que estaba tomando un referesco para estabilizarse.

Avisaron a los sanitarios de la playa que estaban en ese momento esperando para embarcar, quienes evaluaron al joven, no encontrándole nada importante, y le acompañaron hasta la cola, ya que se iba en el mismo barco que ellos.