La estampa que regaló el primer domingo de julio en Vigofue prácticamente similar a la que se podría haber dibujado sin haber sido víctimas de una pandemia. La única diferencia: las mascarillas, los geles hidroalcohólicos y el sistema de cintas de colores de las playas de Samil, O Vao y Argazada para asegurar las distancias interpersonales, que, dos semanas después de instalarse, empieza a ser más respetado.

En una jornada en la que imperó la "normalidad", según confirmaron fuentes policiales, no faltaron el calor -los termómetros sobrepasaron los 30 grados durante una gran parte del día-, el sol, los atascos en los accesos y la dificultad para encontrar un sitio para aparcar. Los vigueses y los foráneos volvieron a apostar por los tesoros naturales de la urbe. Las diez banderas azules que ondean en las playas del municipio y las medidas anticoronavirus puestas en marcha por el Concello -que cuenta con un dispositivo de más de cien personas para preservar la seguridad de los visitantes en los arenales- conforman la mejor carta de presentación posible.

La nueva normalidad se asemeja bastante a la antigua. Tanto que, en Samil, las familias regresaron a los merenderos como se ha hecho siempre: acompañados de neveras portátiles y con el ruido característico del papel de aluminio al desenfundar los bocadillos. Este privilegio no se podrá disfrutar por mucho tiempo: para asegurar la rotación, el Concello retirará mesas y asientos en las próximas semanas.

Sistema de cintas de colores

¿Cómo funciona el sistema de cintas de colores de O Vao, Samil y Argazada? A diferencia del método de cuadrículas de Silgar, que, por ahora, está siendo rechazado por los bañistas, se despliegan cintas de colores: el verde indica las zonas de acceso a la orilla o salida al paseo; el blanco, los pasillos para cruzar de un área a otra; y el rojo, los espacios para colocar las toallas -máximo de ocho personas en cada espacio delimitado por los tramos blancos-. Toda esta información está explicada en los paneles dispuestos a lo largo de los arenales.

Para minimizar las posibilidades de contagio, el Concello reitera la necesidad de mantener las distancias interpersonales de 2 metros.