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Científicos del Oceanográfico de Vigo piden "soluciones urgentes"

La plantilla de cabo Estai, expectante ante el relevo en la cúpula del organismo estatal, no puede ejecutar fondos conseguidos ni afrontar gastos a pesar de los 90 millones de tesorería | "No nos dejan comprar ni reactivos", dicen

Los trabajadores del IEO denuncian su parálisis desde 2018. En la imagen, una protesta en Vigo. // FdV

La estructura del IEO (Instituto Español de Oceanografía) ha llegado a tal grado de anquilosamiento que sus investigadores no pueden ejecutar los fondos externos conseguidos para sus proyectos ni comprar material básico de laboratorio a pesar de los 90 millones que se acumulan en la tesorería. El nivel de restricción impuesto y el excesivo centralismo provocan escenas como la vivida esta misma semana por un grupo de expertos en mareas rojas que, con todo el material de muestreo preparado, paralizó una salida a la ría de Pontevedra, donde se están cerrando bateas por presencia de toxinas, porque necesitaba permiso de Madrid. "No podemos comprar ni un reactivo. Necesitamos soluciones urgentes", lamentan.

La situación es "insostenible", según el informe encargado por el propio Ministerio de Ciencia, que acaba de nombrar nuevo director y secretario general y prevé inyectar 4,5 millones de euros en el organismo, el más importante en investigación marina del país. Los trabajadores vigueses confían en que la situación mejore, pero no ocultan su preocupación. "Ahora mismo estamos desanimados, no sabemos qué va a pasar", admiten.

Este periódico intentó ponerse en contacto ayer con Victoria Besada, directora del Oceanográfico de Vigo, el mayor de los 9 repartidos por todo el país, pero prefirió no hacer ningún tipo de valoración sobre el relevo en la cúpula estatal.

A principios de este año, el Ángeles Alvariño tuvo que regresar al puerto vigués y el resto de buques del IEO se vieron obligados a permanecer amarrados por falta de fondos. El "error administrativo" que originó la situación se resolvió y actualmente hay campañas en marcha, pero la parálisis sigue amenazando al organismo.

Desde finales de 2019 está vigente la orden de no hacer gasto, las restricciones para pedir proyectos son contrarias a la dinámica de la mayoría de convocatorias públicas y quienes ya tienen fondos asignados no pueden gastarlos por el "caos" interno. Es el caso del grupo de microalgas nocivas en el que trabaja Francisco Rodríguez y que fue seleccionado por la Xunta en la convocatoria de referencia competitiva. "En 2019 conseguimos gastar algo, pero este año estamos a cero. Y si no haces uso de la anualidad la pierdes. Ese dinero es irrecuperable", advierte.

"La contabilidad de los gastos corrientes y la financiación de proyectos externos es conjunta y esta estructura no hay forma de gestionarla. El IEO está atado de pies y manos. No hay recursos ni forma de acceder al remanente. En principio, los nombramientos son una buena noticia porque parece que tienen el apoyo del ministerio, lo que es fundamental. Pero hay que esperar acontecimientos y confiar en recuperar la normalidad poco a poco", añade.

Por ahora, parece que los contratos a cargo de proyectos de investigación se van a desbloquear. "Es una buenísima noticia. En nuestro caso, tenemos una persona pendiente de incorporarse desde hace meses. Estamos esperanzados y esperemos que el nuevo director tenga los apoyos necesarios para hacer la reorganización que se necesita o seguiremos igual. No quiero decir que los anteriores lo hayan hecho mal pero ese enfoque debe venir desde fuera, no es su responsabilidad exclusiva", opina Montse Pérez, responsable de la planta de cultivos marinos. "La situación del país actualmente es complicada por la crisis del Covid y las prioridades han cambiado, pero necesitamos, si no un rescate como el del CSIC en 2013, una ayuda parecida", plantea.

Todo apunta a que también se reactivarán los gastos generales. "Han sido meses muy duros, no podíamos ni comprar levadura para alimentar el rotífero y solo cuesta unos 100 euros. Los proyectos deben gestionarse de manera independiente a los gastos generales", insiste. "Todo el personal ha tratado de mantener los compromisos que tenía a costa del esfuerzo propio pero la situación te va minando. Al final, la cara visible eres tú cuando tienes que explicar a los socios que no puedes ejecutar una parte del proyecto o que todavía no incorporas a una persona que superó un proceso de selección", comenta.

Los últimos movimientos del Ministerio de Ciencia también han despertado inquietud y rechazo entre una parte de los trabajadores del IEO, alrededor de 500 en toda España, en relación a una posible integración en el CSIC o en otra institución. "Desconocemos cuál es el plan, pero el IEO es lo suficientemente importante para que mantenga su carácter como institución que estudia el mar y sus recursos de manera específica. No tendría sentido integrarla en otra. Sería una pena que perdiese toda su idiosincrasia. Su esencia y sus tareas deberían permanecer", defiende Pérez. "Por ahora lo que hay es incertidumbre. Habrá que ver las opciones, pero lo que interesa es que funcione y que se puedan hacer las funciones de la distintas áreas de asesoramiento e investigación", añade Francisco Rodríguez.

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