Faltan menos de dos meses para que el evento religioso más multitudinario de la ciudad viguesa marche por sus calles. La procesión del Cristo de la Victoria, que se celebra el primer fin de semana de agosto, sigue en el aire, y sus organizadores, que continúan en reuniones, todavía no han podido confirmar si se va a suspender o si se mantiene y en que fechas. "En poco tiempo avanzaremos la decisión", precisaron ayer a este periódico.

Lo cierto es que además de tratarse de una de los actos más importantes para los vigueses, también es el que aglutina a un mayor número de personas durante varios días de celebración.

Por un lado, tiene lugar el descendimiento del Cristo en la Colegiata, al que también acuden cientos de fieles y se realiza un besapiés al santo, acto que a consecuencia del virus, semeja impensables. Posteriormente, decenas de fieles realizan en familia durante el día y la noche el recorrido por el que discurre la procesión, muchos de ellos, descalzos.

El día grande es el domingo, con la procesión de la talla que junta a más de 100.000 personas tanto en su salida en la Concatedral de Santa María como durante el recorrido, lo que sería de gran complejidad mantener esa distancia de metro y medio entre los f fieles a pesar de que se trate una procesión al aire libre.