Orgullo de pescador. Emiliano López posa así de orgulloso con la extraordinaria pieza que capturó con su caña. Por lo que costó retirarlo de la superficie, sospechaba que se trataba de un buen ejemplar, pero ignoraba de qué especie y mucho menos podía estimar la dimensión.

Si la sorpresa fue mayúscula cuando ya lo tenía a bordo aumentó todavía más durante el pesaje en su casa de Baiona del formidable abadejo: 6 kilos, 230 gramos.

Este pescador deportivo cuenta que lo pescó desde su lancha el pasado 4 de junio frente a Cabo Silleiro, en una zona de 60 metros de profundidad.

Este abadejo se suma a la larga lista de criaturas marinas que habitan en nuestras rías que sorprenden por su tamaño o rareza.