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El virus cambia el "chip" del veraneo: el alquiler de casa con jardín desbanca al piso

Las inmobilarias del entorno de Vigo reciben un aluvión de demandas de chalets: "No hay tantos como pide la gente" - Las viviendas de uso turístico crecen un 15% en la alarma

Línea de casas y apartamientos en la playa de Panxón. // José Lores

"Casas ya no me queda ninguna. Todo el mundo pide casas, si puede ser. He alquilado doce o así. Y porque no hay más..." . Belén Fernández, de la gestoría Las Estelas, en Panxón, sintetiza a la perfección el cambio de chip que el coronavirus ha provocado en los hábitos de veraneo. En los últimos coletazos del mes de mayo, tiempo habitual, incluso algo tardío, para la reserva de las vacaciones; con la curva de contagios y hospitalizados en pendiente descendente, y con la expectativa de la pronta apertura de fronteras para levantar el cepo a la movilidad, los agentes inmobiliarios del entorno de Vigoque siguen el mismo guion: la preferencia, tras una dura cuarentena, y con las playas reconvertidas, es una casa amplia, a poder ser, con piscina, que también está experimentando su propio bum. Los precios, de momento, se mantienen entre los 3.000 y 4.000 euros por arrendar todo el mes de agosto.

"El aluvión de llamadas es tremendo y continuo. La demanda habitual de casa con chalet y piscina es de todos los días. Por el confinamiento, alguna gente tiene miedo y las playas están complicadas", explica Juan Ferreira, de la inmobiliaria Solución Global, conocedora de este tipo de mercado en la costa del área de Vigo. En su caso, la demanda no solo viene de fuera de la provincia, sino de dentro incluso de la ciudad: "Algunos son de fuera y trabajan aquí. Tengo un caso de una persona que es del sur, y que está buscando una casa para el verano porque no quiere ir allá", explica.

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En otros muchos supuestos, las llamadas tienen procedencias muy similares, y muy conocidas por el sector turístico del área: madrileños, gallegos, y dentro de estos, ourensanos. Daniel Vicente, de la inmobiliaria Playa América, apunta a otro factor. "La demanda de casas es tremenda, pero no hay tantas como pide la gente", asegura. Recientemente cerró un alquiler de una en Gondomar, con piscina, en el entorno de los 3.000 euros. "No tenemos tantas, y los alquileres los suelen repetir la gente de siempre". "Hasta ahora la gente quiere la comodidad de no desplazarse en coche; y hay mucha más demanda que oferta", suscribe Álex Blanco, de la inmobiliaria Vidacasa, igualmente ubicada Panxón, quien agrega: "Lo primero que nos preguntan es si la casa está bien situada, pero si no lo está, no importa, con tal de que tenga un pequeño jardín".

En paralelo a la demanda de chalets para alquilar, quienes ya tienen uno, buscan ahora instalar el equipamiento "estrella": al piscina. Desde la empresa especializada Cataragua, Miguel López, reconoce un repunte, sobre el repunte. "Estamos desbordados. Normalmente mayo es el mes fuerte y las piscinas se suelen encargar en marzo. En mayo se juntó todo. Aparte de que hay mucha demanda de piscina prefabricada o hinchable, los fabricantes no dan abasto", recalca. Déborah Cruz, de Piscinas Caudal Galicia, coincide en que el incremento de peticiones "se ha notado bastante". Una piscina de obra puede rondar, de media, entre 10.000 y 12.000 euros, mientras que una prefabricada, entre 300 y 500 euros, apuntan.

Viviendas turísticas

El turismo se está despertando de su hibernación, pero otros también han aprovechado para regularizar sus viviendas de uso turístico. Si a comienzos de marzo, antes de la alarma, los alojamientos de este tipo rozaban las 400, con los datos de Registro de Empresas y Actividades Turísticas (REAT) de la Xunta del mes de mayo, el número llega a las 460, lo que arroja, aún en circunstancias excepcionales, un incremento del 15%.

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