Los parking han sido otro de los negocios fuertemente castigados por la pandemia. En el centro de la ciudad, el movimiento de coches durante el confinamiento fue mínimo ya que muchos trabajadores dejaron de ir a sus puestos al cerrar sus empresas. Esto provocó que los estacionamientos de pago de la ciudad viesen cómo la mitad de sus abonados se daban de baja y la rotación de vehículos diaria fuese prácticamente inexistente. Todo ello les ha llevado a perder aproximadamente el 80% de su facturación habitual. Pese a que en las últimas semanas han empezado a recuperar ligeramente su actividad diaria, algunos de ellos mantienen los horarios reducidos. "Nosotros por ejemplo los fines de semana no abrimos, y por las noches tampoco porque la gente no sale. A partir de las 21.00 ya no se ve a absolutamente nadie", explica Sonsoles Fernández, que trabaja en un parking ubicado en Colón. Su situación la han vivido otros aparcamientos privados, que se han visto obligados también a reducir horas y en algunos casos a estar abiertos únicamente para los abonados.
A los parking de la ciudad les falta mucho para recuperar la normalidad. En el aparcamiento subterráneo de la plaza de Fernando el Católico, por ejemplo, esta semana solo están llegando al 10% de su capacidad. "La rotación continúa siendo demasiado baja. Esperamos poco a poco volver a tener el mismo movimiento de antes. Están siendo tiempos muy complicados", asegura María Costas, responsable del parking.
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Incluso los estacionamientos subterráneos con un mayor volumen de negocio y de clientela, como el de Urzáiz, continúan lejos de la normalidad salvo algún momento puntual en los que sí se aprecia más movimiento de coches en su interior.
Muchos de los abonados que se dieron de baja de los estacionamientos con el estallido de la pandemia y la implantación del estado de alarma todavía no han vuelto, circunstancia que preocupa enormemente a los responsables de los aparcamientos y que está provocando que la facturación continúe en horas bajas.
