Le ha tocado lidiar a la náutica con otro mar revuelto. Cuando estaba navegando las aguas de la recuperación tras el batacazo económico de 2008, el Covid-19 ha dado al traste con sus previsiones de temporada alta y ha arrojado otro escenario de zozobra, según se destila del informe de impacto de la pandemia elaborado por la asociación del sector Ariven (Asociación Ría de Vigo de Entidades Náuticas). La radiografía calcula pérdidas en todos los sectores -clubes y escuelas, turismo, construcción de buques o formación- que superan el 50% por cada mes de parón, y en muchos casos rozan el 100%. La entidad reclama ahora una hoja de ruta de recuperación en varios frentes. En el económico, exige desde pólizas de crédito accesibles avaladas por el Estado hasta la rebaja de tasas portuarias de tráficos mínimos -que ya ha planteado a la Autoridad Portuaria-. Pero también un plan de adaptación y recuperación para afinar las medidas de prevención, y otro de sensibilización para fomentar la náutica "como alternativa de ocio". Para todos, recalcan. "¿Elitismo? En la Náutica hay de todo. Gente pudiente, obreros y otros a quienes le gusta pescar y tienen un barco", despeja Miguel Pereira, secretario de Ariven, y presidente del Liceo Marítimo de Bouzas, que hace un diagnóstico: "Empezábamos a levantar la cabeza de una crisis muy dura, y nos viene este golpe. Yo lo veo más complicado que antes, porque no habíamos acabado de levantarnos".
Aunque es difícil poner cifras, pues el impacto económico será sostenido, aseguran, el informe de Ariven recoge un primer y severo impacto de la pandemia. El más severo atañe al sector de la construcción de embarcaciones, con pérdidas de hasta 200.000 euros en el primer mes de parada (entre el 80 y el 100% de la facturación), más un 60% de pérdidas de cifra de negocio anual. En la rama del turismo, el shock ocasionó, según estas estimaciones, pérdidas de entre 9.000 y 40.000 euros en el arranque de la alarma (el 100% de los ingresos). Igual que en los clubes y escuelas: caídas de entre 16.000 y 32.000 euros (hasta el 100% de la caja). En formación náutica la cifra alcanza los 20.000 euros, en su caso, un 50% menos de facturación. Los ERTE, las rescisión de contratos temporales, o las bolsas de horas fueron la tónica generalizada en lo laboral.
La fuerte estacionalidad y la imposibilidad del teletrabajo explican los números rojos, de ahí que Ariven haya trazado varias propuestas. "La administración debe echarnos un cable en reducir la carga fiscal; darnos un poco de viabilidad", introduce Pereira. Preferentemente en Ariven reclaman créditos avalados por el Estado para atenuar las caídas (sin descartar otras, como refinanciamientos de deuda), la reducción de tasas e impuestos portuarios, la emisión de bonos subvencionados para reanudar actividades, y crear un grupo de trabajo específico para la recuperación. Y el citado Plan de Promoción. "Se trata de que la gente vea que la navegación es segura", explica.
La incertidumbre, de momento, es mala compañera en el sector. "¿Qué hay lista de espera para varar barcos? Sí, pero a medida que llamamos, te dicen, "ahora no puedo o ya me las arreglé'", lamenta el secretario de la asociación. El informe detalla, en tiempo presente, la imposibilidad de realizar actividades con grupos numerosos y ofrecer un servicio de atención al público, o de realizar visitas de carácter comercial. Por otro lado, los obstáculos identificados a corto y medio plazo pasan la necesidad de rastrear nuevos proveedores, la recuperación "muy lenta" de antiguos clientes, el descenso en los socios de entidades y, otro hándicap, el miedo: la "sensación de inseguridad y alarma social que permanecerá en la sociedad con posterioridad a la crisis".
