La estampa que regaló ayer Vigo sirvió para radiografiar las ganas que tenían los vecinos de estrenar la fase 2 de la desescalada -que comienza hoy-: terrazas a rebosar, ciclistas coloreando el asfalto y disfrutando del carril bici, niños alegrando los parques y adultos asaltando las orillas y los paseos de las arenales. El escenario fue el ideal: domingo, rayos de sol y termómetros marcando temperaturas primaverales: por encima de los 25 °C -hoy, el mercurio trepará hasta los 30; mañana y pasado, hasta los 32-.

Castrelos, Samil, O Vao, O Castro, la ETEA o el entorno del Náutico volvieron a ser los lugares favoritos para despedir la décima semana en estado de alarma, que deja 23 nuevos diagnosticados de Covid.

A medida que la amenaza del coronavirus va remitiendo, se percibe una mejoría del ánimo de los ciudadanos olívicos, que ven cada vez más cerca la luz al final del túnel. Para lograr el objetivo, eso sí, no se deberá bajar la guardia: distancia interpersonal, medidas de higiene y mascarillas para salir a la calle y evitar nuevos contagios. Así es la receta para inaugurar la fase 2, en la que hoy entran más de dos millones y medio de gallegos -unos 20 millones de habitantes en todo el territorio nacional- tras más de 20 días en periodo de desescalada.

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¿Y qué cambios introduce esta nueva fase? El primero: desaparecen las franjas horarias -aunque continúan vigentes las asignadas a los mayores de 70 años y dependientes, es decir, de 10 a 12 horas y de 19 a 20 horas-. Además, los vigueses podrán bañarse y tomar el sol en las playas y en las piscinas; acceder al interior de bares y restaurantes, que tendrán que limitar su aforo al 40%; o regresar a los centros comerciales con restricciones.