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El confinamiento provoca un desplome del 80% en la donación de órganos en Vigo

El Álvaro Cunqueiro solo realizó siete extracciones a dos donantes desde la declaración del estado de alarma

Hugo Barreiro

Con el paulatino regreso de la calma a los hospitales, los profesionales hacen balance de las consecuencias de la pandemia. Y en la donación de órganos, la factura ha sido importante. El confinamiento de la población ha provocado un drástico descenso de los potenciales donantes. Desde la declaración del estado de alarma por coronavirus, en el Hospital Álvaro Cunqueiro solo han tenido dos. Esto supone un descenso del 75% frente a los ocho que hubo en el mismo periodo del año pasado. El porcentaje aún es mayor tomando como referencia el número de órganos extraídos. En marzo, abril y mayo se han logrado solo 7, frente a los 34 de 2019. Un desplome del 80%.

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Con la importante actividad que tuvieron al principio del año en este sentido en el Chuvi, amortigua algo la caída. El descenso de fallecidos que han regalado vida es del 50% al pasar de 12 en 2019 a los 6 de lo que va de 2020. El de órganos obtenidos es del 55% -de 42 a 19-.

Las causas no están del todo claras. "Es una reducción difícil de explicar", señala el coordinador de trasplantes del Complejo Hospitalario Universitario de Vigo (Chuvi); Lucas Lage. Por una parte, el número de potenciales donantes ha bajado. El confinamiento de la población ha echo que, por razones obvias, hayan descendido los traumatismos. Lo que no resulta tan evidentes es por qué se han reducido también otros perfiles de ingresados de los que suelen salir los donantes de órganos. Por ejemplo, los pacientes con accidentes cerebrovasculares. Tal y como publicó FARO, la llegada de ictus al Álvaro Cunqueiro cayó un 40% en el primer mes de estado de alarma. Los neurólogos temían que no estuvieran acudiendo al hospital por miedo al contagio.

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Por otra parte y a nivel estatal, el doctor Lage explica que, durante este periodo, "los esfuerzos han ido encaminados al manejo de los pacientes con Covid-19". "Se hacía difícil asumir los trasplantes y se han extremado las exigencias para seleccionar los posibles donantes", añade. El doctor Lage explica que se les realiza un estudio PCR y se indaga sobre si ha presentado clínica compatible con una infección por el SARS-CoV-2.

La comunicación con las familias para gestionar donaciones no ha sido nunca un problema, señala el intensivista. En las unidades de críticos se mantiene un contacto permanente con los allegados, con información diaria del estado del paciente y además llamadas puntuales si hay alguna complicación.

Aunque no es el caso de los hospitales vigueses ni del resto de los gallegos, la sobrecarga e, incluso, colapso que vivieron las unidades de críticos con los enfermos con Covid-19 les complicó la atención a otras cuestiones. No solo la donación de donantes fallecidos ocurre en ellas, sino que también gran parte de los trasplantados tienen que ingresar en ellas tras la operación. Además, los trasplantados reciben terapia inmunosupresora para evitar el rechazo del órgano, lo que los convierte en vulnerables a infecciones. A pesar de ello y aunque en cifras muy alejadas de las habituales, esta actividad se mantuvo como esencial durante toda la crisis y se lograron hacer, a nivel nacional, 247 trasplantes de 127 donantes priorizando a los más graves.

En el Chuvi solo se hacen trasplantes de córnea y de médula. Este último no se interrumpió durante los momentos más críticos, con la realización del duodécimo del año a principios de abril.

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