Un sistema de cintas de colores para dibujar un circuito con cuadrículas de 64 metros cuadrados (8x8 m2) en las que podrán colocar su toalla un máximo de ocho bañistas. Es la carta de presentación de la nueva normalidad impuesta por el Covid-19nueva normalidad en las dos playas con más afluencia de Vigo, Samil y O Vao, que sumarán un aforo de 15.000 personas a partir del 15 de junio, coincidiendo con el inicio de la temporada alta. El objetivo del Concello es concreto: asegurar que el distanciamiento físico entre los usuarios es el recomendado por las autoridades sanitarias y, por ende, atajar la transmisión del virus.

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Y es que el salto a la fase 2 de la desescalada -de la que disfrutarán más de 20 millones de habitantes de diferentes provincias de España-, en la que entrará Galicia mañana, contempla la apertura de los arenales ya no solo para pasear o hacer deporte, también para bañarse y tomar el sol. Como la entidad municipal no prevé una afluencia masiva de ciudadanos a las playas hasta mediados del próximo mes, ha optado por retrasar la instalación de este novedoso mecanismo.

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"En ese momento, comenzarán a trabajar los socorristas, habrá servicio sanitario y se extremará la limpieza", detalló ayer el alcalde en la presentación del sistema a los medios de comunicación, convocados en Samil. En el resto de las playas olívicas, de menor extensión, tanto los socorristas como los agentes de la Policía Local se encargarán de supervisar que los bañistas cumplen las medidas de distanciamiento físico. "Ahí, no es necesario este método", argumentó el primer edil.

El plan ideado por el Concello para los arenales de O Vao y Samil, que se extienden casi 4 kilómetros frente a las islas Cíes, no establece limitación horaria y contempla la división del espacio en parcelas de 64 m2 en las que podrán situarse entre 6 y 8 personas. Para definir los límites, se emplearán cintas de color rojo que cuentan con un tramo blanco de 2 metros de ancho sobre el que se dibujan varias flechas: servirá para indicar las zonas de entrada o salida -mecanismo similar al de la puerta de cualquier habitación, pero con sentido único-.

Al cruzar el tramo blanco, los bañistas seguirán caminando y se encontrarán con una cinta verde que indica la llegada a un corredor, al que se accede para abandonar el arenal o bajar a la orilla -y que se debe usar para entrar en la playa inicialmente-, en donde se podrá jugar o pasear, siempre guardando la distancia de seguridad. Aparentemente, el circuito no reviste dificultad, pero es necesaria la colaboración de los ciudadanos para que funcione correctamente. "El mecanismo es la responsabilidad", expuso el alcalde, quien confesó que el coste del plan "no es relevante".

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"Son tiras de plástico baratas y unas manivelas dentro de una caja para enrollarlas. Es un buen sistema. Asegura los requisitos que establece la autoridad sanitaria. Moviendo las cajas, cambiamos el espacio de las cuadrículas: está adaptado por si el ministro de Sanidad decide que la forma de estar en la playa es otra", anotó el regidor antes de dejar claro que la iniciativa "no produce daño medioambiental ni inconveniente a los usuarios".

¿El circuito permanecerá todo el día colocado? No. Las cintas se recogerán al caer la noche -la hora dependerá del mes y de la climatología- para que los operarios puedan dejar impoluto el arenal y, así, a la mañana siguiente -sobre las 9.00 horas; variará en función de las condiciones citadas-, se puedan volver a extender las tiras. "Las excavadoras voltean y tamizan la arena, proceso en el que se retiran las colillas; queremos que no se fume en las playas", comentó Caballero.

Paseo y zonas verdes

Con el objetivo de reducir al máximo las posibilidades de contacto físico, el paseo marítimo será como una carretera -con dos sentidos- y las terrazas de los quioscos de playa contarán con marcas en el suelo. También se llevará a cabo el sistema de parcelación en las zonas verdes. Con pintura biodegradable, se crearán cuadrículas de 64 m2 con capacidad para ocho personas. Las mesas de piedra del merendero de Samil se retirarán para "asegurar la rotación" y por "motivos sanitarios". "Se podrá comer un sándwich, pero no hacer reuniones de 20 personas", advirtió el alcalde.

Existirá un dispositivo de baño para personas con discapacidad -sillas acuáticas-, que dispondrán de "zonas especiales" en las playas.