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Entrega de diplomas sin apretón de manos

El área despide a la promoción de residentes "de la pandemia" en 5 actos para respetar las distancias

Entrega de diplomas sin apretón de manos

Son una promoción especial. La primera de residentes que se ha horneado íntegramente con el Hospital Álvaro Cunqueiro en funcionamiento y sin servicios atomizados. Y también singular ha sido su despedida. Será recordada como "la de la pandemia". Las medidas preventivas de distanciamiento social obligaron al Sergas en Vigo a fraccionar el tradicional acto de despedida en cinco, agrupando las especialidades por orden alfabético, para evitar la concentración de personas. El amplio salón de actos perdió calidez con los nuevos especialistas sentados separados, con una entrega de diplomas sin apretón de manos y con mascarilla -en algunos casos- y sin la presencia de compañeros de servicio jaleando cada nombre -solo podían acudir los tutores-. "Pero, mejor esto que nada". Es el sentir general de los 78 profesionales de Medicina, Enfermería y Psicología que pusieron el punto y final a su residencia con dos complicados meses en los que les tocó asumir más responsabilidades.

"Al menos podemos decir que hemos tenido una despedida", comenta Berenice Caneiro Queija, especialista en Cardiología, que explica que tiene amigas en Madrid que "no han podido hacer ningún acto". Esta verinense está "muy contenta" de poder quedarse en el servicio vigués, "muy destacado y en auge, con procedimientos punteros, mucha investigación y bien considerado en España".

La doctora Caneiro cuenta que los dos últimos meses han sido "un poco difíciles". "Al estrés que supone terminar esta etapa y la incertidumbre laboral, se ha sumado la emergencia sanitaria del Covid-19, que es una enfermedad de la que desconocemos todo y hemos ido aprendiendo sobre la marcha", destaca y añade: "todos nos hemos tenido que acostumbrar a una nueva manera de trabajar".

Para el psiquiatra Jacobo Torrón Vázquez-Noguerol es "una despedida a medias" porque seguirá vinculado al servicio como adjunto. Una categoría que buena parte de estos residentes, de forma voluntaria, ya venían desempeñando en la práctica en los dos últimos meses por la demanda que se esperaba con la pandemia. "Fue un final de residencia anticipado, adelantar dos meses lo que ida a suceder", señala. Describe que las circunstancias obligaron a celebrar ayer un acto "más frío" que otros a los que ha asistido durante su residencia. "Otros años era una fiesta, esta vez solo podían venir los tutores y no hubo abrazos, pero mejor esto que nada", subraya.

"Nadie contaba con que hubiera acto y agradecemos que se haya hecho porque es algo muy bonito que esperábamos con mucha ilusión", aplaude a enfermera pediátrica Isabel Fernández. Indica que la recta final ha sido "complicada y agotadora" por la pandemia. Dos meses en los que trabajó como titular en Pediatría, con muchos turnos de refuerzo. "Asumir esa responsabilidad siempre da un poco de respeto", admite. Mañana se despedirá del servicio llevando algo para el café, como es tradición. La pena es que ya no lo pueden tomar todos juntos. Aprovecha para reclamar que se avance en el reconocimiento de la especialidad de Enfermería pediátrica con plazas específicas en los hospitales gallegos.

También Liliana de Sousa, médico de familia, pide un mayor reconocimiento para la Atención Primaria. Cree que esta pandemia ha servido para que la población valore más el trabajo de estos profesionales como primer contacto con los pacientes. Ella también continuará trabajando en el área y ayer disfrutó de una despedida que, "aunque atípica, fue muy emotiva".

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