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El calor pre-veraniego se alía con las terrazas y las playas

En uno de los días más cálidos en lo que va de 2020, los vigueses volvieron a los arenales y a hacer correr la cerveza, para satisfacción de los hosteleros

Una mesa de una terraza en el paseo de Bouzas, copada por un grupo de jóvenes. // Fotos: Ricardo Grobas

No decepcionó el termómetro en el primer fin de semana de fase 1. El de ayer fue un día pre-veraniego: Meteogalicia señaló máximas de 25 grados en las horas centrales, al nivel de los días más calurosos de todo el año -el 3 de mayo se alcanzó el récord provisional: 27,7 grados-, y todo ello fue correspondido con los cientos de vigueses que, una vez más, aupados por las medidas de "alivio" permitidas a estas alturas de la desescalada, se echaron a pasear por la playa de Samil, a hacer deporte por el parque de Castrelos y sendas como la del río Lagares, o a disfrutar de un momento de asueto en una de las terrazas de la ciudad (hasta el momento con aforo limitado al 50%), durante dos meses cerradas por las restricciones de la cuarentena.

Y lo hicieron, según las fuentes policiales consultadas, con una dosis importante de responsabilidad. Los agentes del cuerpo municipal inspeccionaron ayer por la tarde los arenales de Samil y O Vao sin registrar incidencias de calado. Allí las escenas no distaron de las de los últimos días: familias con menores y parejas, en buena parte de los casos, bajaron a pie de mar y otros muchos frecuentaron el paseo, donde sigue siendo obligado, por prevención sanitaria, guardar la distancia de dos metros entre personas. Ya en la fase 2 será el momento de poder bañarse en la playa -y también en la piscina, aunque estas restringidas al 30% de aforo-. También falta por conocer el plan del Ayuntamiento para garantizar mediante el parcelamiento el uso seguro de las playas, especialmente de cara a la "nueva normalidad" y la temporada alta turística.

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En las terrazas, ya fuera en los barrios como en otras zonas predilectas de la ciudad, caso del Casco Vello, el nivel de afluencia fue considerable, hasta el punto de que algunos hosteleros bromearon con los niveles de cerveza servidos en estos últimos días. Desde la Federación de Hosteleros de Pontevedra (Feprohos), su presidente, César Ballesteros, valoró positivamente el "movimiento bastante fuerte" constatado el fin de semana no sin recordar que los empresarios han tenido que alertar sobre algunos comportamientos indebidos de la clientela. Con todo, recalca que todos "están adaptándose bien", con margen de mejora por delante. "Desde el punto de vista técnico, todos tenemos que aprender". El pasado viernes el Concello tuvo que multar a cuatro terrazas por violar las normas de separación, aforo o seguridad.

Ballesteros admite que de momento aún se están generando "dudas" respecto a los horarios de apertura, disposición de las mesas o el mantenimiento de las distancias, "porque la normativa es muy complicada". En todo caso estima que en aquellos locales con una terraza a partir de 8 mesas, "todos están abriendo", no tanto para hacer caja, sino para moverla. El presidente de la patronal provincial asegura que en estos tiempos los ingresos se dedican fundamentalmente a "amortizar gastos". "La mayoría abren porque están pagando alquileres y están con el agua al cuello. Desde el punto de vista económico a lo mejor no es rentable, pero desde el de la tesorería, sí", sentenció.

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