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El coronavirus rebaja el precio del alquiler de viviendas

Las inmobiliarias constatan pactos entre caseros e inquilinos afectados por ERTE para el alivio puntual de los pagos

Entrega de llaves a Yanely, nueva inquilina de un piso, con su casero Alfonso y Pablo González, de Engel & Völkers. // M. Brea

El virus ha venido a truncarlo todo. Y el alquiler no ha sido menos. El del arrendamiento era hasta la irrupción del Covid-19 una mercado que experimentaba un momento alcista; un momento cumbre en los precios que venía empujado por factores como la escasez de vivienda nueva en al ciudad, el nuevo modelo de hogares -cada vez más unipersonales- o la inestabilidad laboral. Pero ahora, habida cuenta del "shock" económico que está arrojando la epidemia, deja un fenómeno a la inversa. La expansión masiva de los ERTE y, en definitiva, la pérdida de ingresos ha propiciado, según la mayoría de inmobiliarias consultadas, un goteo de casos de inquilinos que han sellado con sus caseros pactos verbales para aliviar los pagos: ya sea con una rebaja puntual de las rentas, o a través de aplazamientos.

Antonio Carballeda, de la inmobiliaria Best House, entre los arrendatarios afectados por una reducción temporal de empleo, "casi todo el mundo" ha tocado en la puerta de los propietarios para trasladar su situación y buscar un encaje. "Ha habido predisposición casi en todos en escuchar al inquilino". En su experiencia cuenta en los entendimientos que ha habido "de todo": desde ejemplos de inquilinos que han conseguido suspender el pago del alquiler a cambio de prorratear la mensualidad el resto del año, muy frecuentes, o reducciones proporcionales a la caída de los salarios por ERTE. Y también un clima de entendimiento, a veces, incluso, de los caseros por voluntad propia. "He visto mucha comprensión, muchísima. En un caso de un propietario de varias viviendas llamó a los inquilinos y les rebajó el alquiler a todos sin que se lo hubieran pedido", cuenta. Hasta la fecha al menos sus clientes no han tenido que recurrir a préstamos de alquiler.

¡Su perspectiva coincide con la de Ana Otero, de Hogares Servicios Inmobiliarios, quien asegura que ha tenido constancia de rebajas puntuales, algunas selladas esta misma semana por retrasos en el abono de los ERTE. "Un alquiler de a lo mejor 500 euros, o de 550 euros, se dejaba en 400 o 350", ejemplifica. "La gente se ha portado muy bien, tanto de un lado como de otro". Ana Otero, como Antonio Carballeda, también hace hincapié en que el perfil de inquilino que solicita estas medidas de gracia habitan en pisos de uno o dos dormitorios, que viven solos algunos, y que ha visto trastocada su situación económica. Como relata Sara Fernández, de Inmobiliaria Centro, otra de las características de los pactos es la temporalidad: "En principio son para estos meses de estado de alarma, no hay un plazo fijo".

Antes de que se decretara el confinamiento, los precios de las mensualidades seguían conociendo territorios inexplorados. Según los datos del Observatorio Galego de Vivenda, en el mes de marzo el valor medio de las fianzas -uno de los termómetros para evaluar la carestía- alcanzó los 516,8 euros. Cien euros menos que al cierre del año 2014. Según apuntan desde la Consellería de Medio Ambiente, en el primer trimestre del año se habían depositado ya 990 fianzas en las oficinas del Instituto Galego de Vivenda e Solo (IGVS).

Y también hay otras casuísticas que reflejan igualmente dificultades económicas. Por ejemplo, desde Inmobiliaria Nuevo Estilo, Elena Fernández del Riego, -que igualmente ha contabilizado rebajas entre sus clientes- constata casos de "gente joven que se ha ido a casas de sus padres": Inquilinos que no han renovado los contratos y han hecho directamente las maletas. O como le ocurre a Asunción Falque, de Inmobiliaria Aranda, ha habido estudiantes que anularon el arrendamiento "dos o o tres meses antes". "En mayo y junio ningún estudiante quiso pagar ni hacerse cargo", comenta. La incertidumbre del arranque acerca del curso en septiembre tampoco ayuda. "A lo mejor hasta diciembre la gente va a plantearse no venir a Vigo".

Todo lo contrario sucede en el rango premium del sector inmobiliario. Pablo González, del departamento de alquileres de Engel & Völkers Vigo, lo ratifica: "De momento no hemos tenido ninguna incidencia. Tuvimos solo una consulta". Ayer mismo resolvió la entrega de llaves para un piso en alquiler de la calle Urzáiz, y desde la agencia aseguran que entre los bolsillos más acaudalados de la ciudad siguen fructificando "operaciones millonarias".

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