El Servicio de Microbiología del Chuvi ha puesto en marcha un sistema de análisis de muestras de forma agrupada, conocido como pooling, que permite multiplicar por veinte la capacidad de procesamiento de pruebas PCR al día, hasta varias decenas de miles. En esta fase de la desescalada, el Sergas prevé que resulte de gran utilidad para controlar que ciertas áreas estratégicas se mantienen libres de virus.

El jefe de Microbiología, el doctor Benito Regueiro, explica que se usará para vigilar tres "áreas que han demostrado ser especialmente delicadas": las residencias de mayores, donde se han registrado "las mayores tasas de mortalidad"; los centros sanitarios, para evitar situaciones de colapso como las registradas en otras regiones españolas; y en la industria, para que pueda mantenerse activa sin riesgos.

Ya han comprobado su eficacia con un estudio preliminar de 8.000 muestras, principalmente, de residencias, y cuyos resultados serán publicados próximamente en una revista científica.

El gerente del Sergas en Vigo, Julio García Comesaña, indica que ya están usando esta técnica con trabajadores del área sanitaria. En el plazo de tres o cuatro semanas podrán dar un salto cuantitativo al poner en marcha un nuevo robot de mayor capacidad que donará la Fundación Amancio Ortega, que ha respondido "rápidamente" a la petición de ayuda formulada desde el complejo para este proyecto. La inversión es de 175.000 euros. Se instalará en el Hospital Álvaro Cunqueiro y podrá dar servicio a toda Galicia.

Será entonces cuando se pueda empezar a emplear en polígonos y grandes empresas. Mientras tanto, se busca resolver el mayor escollo: la mecánica de recogida de muestras y la logística de envío al laboratorio. Las PCR, hasta ahora, se realizan mediante aspiración de muestra nasofaríngea en el Covid-auto del Meixoeiro o con visitas a domicilio. Pero este método es incómodo y costoso para hacerlo frecuentemente y en grandes volúmenes. El complejo busca si es factible hacerlo con otro tipo de muestras que pueda extraerse el propio trabajador y de forma menos molesta. García Comesaña avanza que, entre los métodos de recogida, estudian la posibilidad de que el empleado se la saque en casa y la entregue a la entrada del centro de trabajo, desde donde se enviarían al hospital. Buscan un circuito rápido que permita apartar a un contagiado, presumiblemente asintomático, lo antes posibe para mantener al resto del grupo limpio.

El sistema empieza por analizar a todas las personas de un grupo con una PCR individual para comprobar que son negativos. Por ejemplo, a todos los trabajadores del Servicio de Hematología. En función de las características del grupo (en este caso, tratan pacientes inmunodeprimidos), se establece una frecuencia para realizar una PCR colectiva. En la primera prueba conjunta se obtiene un valor que caracteriza a ese grupo. En las sucesivas, se comprueba que no ha variado. Si lo hace, se busca el o los individuos positivos, ya sea fraccionando el grupo o procesando todas individualmente.

De primeras planean que las agruparán de 20 en 20, pero podrían hacerse muchas más. El doctor Regueiro señala que han comprobado la sensibilidad para detectar un positivo en una muestra agrupada de 100 personas.

Destacan que, con este método, "ganas mucha rapidez sin perder sensibilidad y especifidad" y que "así, todos los positivos, sean sintomáticos o asintomáticos, están siendo detectados".

La idea para desarrollar este sistema se la dio la Escuela de Ingeniería de la Universidad de Vigo con la que siguen colaborando en este plan, especialmente, por su mejor conocimiento de los procesos de trabajo en la industria.