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El coronavirus no frena la carrera por la inclusión

Los alumnos de Down Vigo continúan formándose desde casa de forma telemática

Familias, alumnos y profesores han aunado esfuerzos para mantener el aprendizaje y la motivación a través de videoconferencias, trabajo telemático y actividades lúdicas virtuales. La asociación Down Vigo ha readaptado su labor para "construir una nueva rutina" desde la que seguir avanzando, a pesar del confinamiento, hacia la autonomía personal y la ansiada inclusión social y laboral.

A los estudiantes del Proyecto Alida, una iniciativa pionera en la que colabora la Universidad de Vigo, el estado de alarma les obligó a quedarse en casa cuando apenas llevaban dos meses asistiendo al curso de especialización en la Escuela de Empresariales, en Torrecedeira. Las clases, impartidas por docentes del propio centro y de la asociación, tenían que acabar en mayo con un trabajo fin de grado y después se contemplaban prácticas en empresas.

"Siendo optimista y positivo han sido dos meses de entrenamiento y de toma de contacto para volver mejor si ahora mantenemos el ritmo. Para ellos, el hecho de estar en la Universidad es estupendo y las prácticas son el broche final porque poder trabajar es importantísimo", destaca el responsable del servicio de Formación, Miguel Estévez, que también agradece la disposición de los profesores y la dirección de Empresariales, así como de la UVigo. "Nos abrieron las puertas desde el primer día", subraya.

"Todavía estamos en fase de adaptación para intentar minimizar la situación entre todos. Sin el apoyo de las familias sería imposible. Lo importante es que los alumnos tengan una rutina y no pierdan mucho el ritmo de trabajo porque una semana de vacaciones ya se nota. Si los contenidos adquiridos no se entrenan a diario a la larga se pierden. Pero tampoco se puede mantener el nivel de exigencia al 100% porque los alumnos pueden estar tristes o tener problemas familiares o de salud. Que se conecten ya es positivo", reconoce Estévez.

Por eso, los profesores de Down Vigo no solo les encargan tareas, sino que también les proponen actividades lúdicas y ejercicio físico, les animan a celebrar videollamadas entre ellos e intentan transmitirles a través de la pantalla que siguen a su lado y que los apoyan en su esfuerzo aunque los abrazos hayan quedado pospuestos. "Hacemos un seguimiento diario, conocemos todas las fases por las que han pasado y hemos conseguido con ellos y sus familias crear nuevas rutinas", señala Cristina López, docente del curso preuniversitario, en el que colabora la Escuela de Magisterio CEU.

La "inmensa mayoría" de sus estudiantes se conectan a las dos videconferencias semanales y envían por correo las tareas que reciben cada mañana. "El mail ya sabían utilizarlo pero han aprendido a hacer videollamadas. Y en nuestras asambleas virtuales charlamos de cómo nos sentimos y les damos consejos sobre el uso correcto de las mascarillas o las franjas horarias. Antes pasaban más de la actualidad política pero ahora comentamos las noticias. Esta situación también puede ser una buena oportunidad para aprender, seguir mejorando y trabajar la autonomía", asegura.

Para paliar el cierre de sus instalaciones, la asociación, que agrupa a unas 200 familias, acaba de estrenar su Proyecto Acercándownos, un punto de encuentro virtual para compartir experiencias cada viernes. La primera sesión fue un concierto en directo de Gabriel Mackenzie y le seguirán charlas sobre temas sanitarios y nutrición y un taller de cocina.

La vuelta a las aulas todavía está en el aire, pero la previsión por ahora es septiembre, o quizá pueda ser antes. Eso sí, avanza Miguel Estévez, será lógicamente de una forma diferente: "Las dinámicas van a cambiar mucho porque no podemos bajar la guardia y las medidas de precaución serán muy intensas. Hay que tener mucha precaución porque algunos alumnos tienen patologías asociadas. Pero estos meses que nos quedan se llevarán mucho mejor porque llega el buen tiempo y hay más libertad de movimiento".

"Ahora estudio más; me encantaría volver a clase con mis compañeros"

"Ahora estudio más; me encantaría volver a clase con mis compañeros"

Tamara es alumna del curso de especialización del programa Alida y, durante los meses de enero y febrero, combinó las clases en el campus de Torrecedeira con su trabajo en una pizzería. "Ahora estudio más", asegura entre risas sobre la formación desde casa. Y también añora el ambiente universitario: "Me encantaría volver a clase con mis compañeros. La experiencia es muy buena. Son gente maja". Cumple con sus tareas sin problema y le encanta hacer pasatiempos en su tiempo libre.

Su madre, Patricia Currás, confirma lo bien que se ha adaptado su hija: "Ella ya era muy independiente y la veo bien. Por la mañana hace sus deberes y tareas de casa y por la tarde los acaba para enviarlos por correo antes de las ocho. Es muy importante que sigan conectados al reloj. Las clases virtuales son geniales para que se vean y hablen entre ellos y también han empezado a conectarse solos los fines de semana".

Los padres han sido claves para mantener la docencia telemática y Patricia también agradece la implicación de los profesores: "Desde el primer día la asociación se puso en contacto con las familias y esto ha sido un proceso de ensayo y error para ir ajustando cosas. Nos apoyan muchísimo".

Madre e hija esperan que el programa se pueda retomar en septiembre. "Lo interesante es que estén en el mundo, en contacto con otros jóvenes y enfrentándose a los problemas cotidianos. Y a la vez sus compañeros aprenden a convivir con ellos con normalidad ahora y después en el ambiente laboral. Se dan cuenta de que no es un hándicap tan grande", destaca Patricia.

"Me gustaría ser administrativa y para llegar tengo que estar ahí dándole duro"

"Me gustaría ser administrativa y para llegar tengo que estar ahí dándole duro"

"Lo llevo muy bien. Estoy acostumbrada a trabajar con el ordenador y hago lo que tengo que hacer. Estudio por la mañana y veo un poco de tele después de comer antes de ponerme otra vez con los deberes. Me gusta escribir y las materias de Matemáticas y Emociones, pero si me ponen tareas fáciles", admite entre risas Ruth Ramos, que responde al teléfono junto a su madre Mª Carmen Núñez, quien certifica lo bien que se ha adaptado a las nuevas circunstancias.

"La verdad es que echas de menos a los profesores y a los compañeros, pero hacemos videollamadas y así nos vemos las caras y nos saludamos", celebra Ruth, que está matriculada en el curso preuniversitario y no pierde de vista su objetivo profesional.

"Lo importante es no estar quieto. Me gustaría ser administrativa y para llegar a lo que quiero tengo que estar ahí dándole duro. Tengo ya un recorrido de empresas que no veas. He trabajado en el Alcampo de reponedora, en Decathlon, Aldeas Infantiles, la Autoridad Portuaria y en un banco. Me imagino que lo lograré y además suelo ser una persona segura de mí misma", comenta.

Ruth, que dice llevar "muy bien" el confinamiento, es futbolera y tiene en su escritorio una taza del Celta, aunque confiesa "ser más del Real Madrid". También disfruta con el baloncesto y el tenis y con la música. "Me gusta el reguetón y la romántica, un poco de todo. Y bailo y canto, aunque cantar no se me da bien", reconoce entre risas.

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