La AP-9 se despidió de 2019 dando muestras de ser un negocio jugoso. Las cuentas presentadas ayer por Audasa a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) muestran que el año pasado la concesionaria de la autopista ingresó 153,4 millones en peajes y logró un beneficio de 42,3 millones, lo que representa repuntes del 6,4% y 3,9%, respectivamente. El aumento se consiguió en gran medida gracias al encarecimiento de los gravámenes, que aumentaron un 3,51% debido a las subidas extraordinarias con las que se compensa a Audasa por el coste de las obras de ampliación que ha acometido -el puente de Rande y el acceso a Santiago- y la bonificación de los viajes de vuelta entre Vigo y Pontevedra dentro de un mismo día y para turismos.

Desde la concesionaria se insiste en que sus tarifas se mantienen en cualquier caso un 3,4% por debajo de la media de las autopistas estatales y que su tráfico presenta una evolución mejor que la de la media de las 25 autopistas de la red estatal. La AP-9 registra una intensidad media diaria (IMD) de 24.405 vehículos, un 1,5% por encima de 2018 y un 18,7% mayor que la media del conjunto de las autopistas dependientes de la administración centra. El coste del peaje por kilómetro se situaría en 11,3 céntimos de euros, ligeramente por debajo de los 11,7 céntimos/km que marca el conjunto estatal. Audasa esgrime además que en 2019 dedicó 10,8 millones a descuentos y bonificaciones para sus clientes.

En la información remitida a la CNMV precisa además que ya cobra mediante sistemas automáticos el 85,6% de sus tránsitos y que ha destinado unos 5,9 millones de euros a la mejora de la infraestructura y su entorno y 1,2 millones a gastos medioambientales. El ejercicio pasado su plantilla media se situó en 223 personas, lo que representa un aumento del 6,7%.

Según avanza la concesionaria, la mayor parte de los beneficios de 2020 se destinarán a preservar su liquidez ante "la drástica caída de ingresos a partir del 14 de marzo". Debido a las restricciones a los movimientos y el estado de alarma, la AP-9 ha visto cómo su volumen de tránsitos se desplomaba. Entre el 1 y 9 de abril su IMD se contrajo un 81% y solo ha recuperado parte de su tráfico tras la reactivación parcial de la economía. Entre las medidas anunciadas por la compañía figuran "un compromiso por el empleo", control de liquidez, reducción de gastos operativos, reparto de pantallas faciales o servicios de desinfección. De momento, asegura no poder calcular el impacto económico del coronavirus.