El encuentro con el sector de la hostelería sirvió para analizar la necesidad de posicionar a Vigo como una ciudad segura, no solo en delincuencia común, sino también en la lucha contra el virus. Así lo reflejó ayer Caballero, al tiempo que abogó por poner el centro la capacidad de disfrutar dentro de la ciudad con actos reducidos, y teniendo en cuenta que las grandes aglomeraciones estarán muy limitadas. "Hay que estar preparados, con capacidad de reacción". aseguró el alcalde.

Caballero aprovechó también para pedir mayor respaldo de la Xunta a la dinamización de la ciudad, en lo social y en lo económico. "No tomó ninguna medida", denunció. A partir de ahora, dijo, se iniciarán reuniones para que se detallen las medidas que debe prestar la administración, sujetas, en el caso de los municipios, a la disponibilidad del superávit. "Depende del Gobierno de España pero está teniendo presión de las comunidades, incluida Galicia, que se quiere quedar con el superávit de Vigo", alertó.

Es otro de los compromiso forjados por el Ayuntamiento para asegurar, dentro de sus competencias, que el frenazo de la economía por la pandemia será solo eso, un frenazo. A medidas como la garantía de pago a proveedores en 12 días o el blindaje frente al ERTE de los puestos de trabajo de las contratas, se le suma la promesa de mantener estable el ritmo de inversión en obra pública para que el sector de la construcción, que afrontaba una recuperación esperanzadora hasta el abrupto parón del Covid-19, mantenga un foco importante de actividad y savalguarde el empleo. Según cifró ayer el alcalde, el Concello tiene en marcha proyectos por en entorno a 50 millones de euros, y otros en cartera que rondan los 100 millones de euros. Un colchón de actividad que sustentan obras como la Porta do Sol (17 millones en primera fase) o la Gran vía (5,1), ya reanudadas, aunque Caballero reconoció que otras actuaciones podían sufrir retrasos. "Nuestra intención es llevarlas adelante y no parar la obra pública", expresó el jefe del gobierno local.